12 de agosto de 2010

Las tribulaciones de un suizo en la corte de Samaranch: impresiones de BCN-2010 (y 9)

Domingo 1 de agosto (sexta jornada)
 
¡Viva el Hispano-Suiza!
La relación de Suiza con Barcelona es larga y provechosa. No voy a insistir en que fue un sportman judío suizo, Hans-Max Gamper (alias Joan), el fundador y primer presidente del F.C. Barcelona. Otro suizo, el ingeniero ginebrino Marc Birkigt fue uno de los artífices de la prestigiosa marca de automóviles Hispano-Suiza, fundada en Barcelona en 1904. Aunque Orson Welles dijo en "El tercer hombre" que los suizos sólo hemos inventado el reloj de cuco en 400 años (lo cual es erróneo ya que esa cursilada es un invento bávaro), además de las navajas suizas, del queso que patrocinaba estos Europeos y de la Fondue, los suizos han hecho aportes esenciales para la humanidad como el chocolate suizo, la leche condensada y el café con leche (sí ¿qué pasa? es un invento suizo). Otros, como las cuentas numeradas en bancos suizos , son más discutibles. Por cierto eso que los madrileños llaman suizos o bollos suizos, son desconocidos en mi país (deben su nombre a que se elaboraban en el Café Suizo de Madrid). ¿Y a qué viene todo este prolegómeno suizo? Pues, obviamente, a la aplastante victoria que obtuvo el suizo Viktor Röthlin en una maravillosa mañana de domingo (para los sufridos atletas menos buena) en la que Barcelona se echó a la calle para animar a los maratonianos consiguiendo uno de los mejores ambientes que yo recuerdo de una maratón en España.
¡Grande, grande Pablo!
No voy a repetir aquí los elogios hacia ese carismático y tenaz Chema Martínez, que descolgó su primera gran medalla en maratón pero la tercera europea de su palmarés. Quiero citar dos grandes nombres que no tuvieron su día, el olimpionico italiano (y bi-campeón europeo) Stefano Baldini y el barcelonés Pepe Ríos, los únicos con Röthlin en haber bajado de 2:08.00. Los dos estuvieron entre los 19 abandonos del día. Muchos hombres sufrieron y 45 de ellos acabaron, entre ellos cuatro de los séis españoles. Y, de entre ellos, quiero destacar al extremeño Pablo Villalobos, un atleta cuyo acercamiento al atletismo, su humildad y capacidad de superación y su personalidad bien merecían esta recompensa. Nos apostamos en el passeig de Gràcia, frente a la casa Batlló de Gaudí (y la no menos impresionante casa Amatller de Puig i Cadafalch) y allí, visto que organizar una claque para Röthlin iba a ser problemático, convencimos a cuatro señoras y varios caballeros para que se unieran a la "peña Villalobos" y disfrutamos animando y viendo la remontada del de Almendralejo (que partía con la penúltima marca de los españoles con unos modestos 2:13:33, lejos de las marcas de élite mundial de Chema o Pepe Ríos o de élite europea de Rafa Iglesias).
Cuando pasó por cuarta vez, disolvimos la peña (tras convencer a un par de señoras para que fueran al estadio por la tarde) y buscamos un sitio para ver el final con la suerte de que, junto a la casa Batlló, vimos la Maison de la France con motivo del Europeo. Hablar francés y un carnet de estadístico nos franqueó las puertas del local, en el que pudimos ver el final de la carrera en pantallón de plasma, con agua Vittel gratis y ojeando L´Equipe. Y, para redondear la mañana, un vermuth en la Rambla de Catalunya.
Después ví la polémica de Pablo con la bandera extremeña (la que habrían montado algunos estrechos de mente si llega a ser la vasca o la catalana) y su personalidad ya que, pese a los honores y el cansancio, no olvidó reivindicar al equipo femenino, ignorado por el presidente-seleccionador-pitoniso. Y es que, sin profundizar en el tema, muchos no entendemos por qué no se trajo un equipo completo en una prueba tan sacrificada (y aleatoria al tiempo) como ésta cuando, vistas las marcas de Alexandra Aguilar y Beatriz Ros, una tercera mujer sobre 2:45:15 (en torno a la plaza 27ª) habría dado a España el bronce por equipos. Y hay un par, pienso en la aragonesa Mª José Pueyo y en la madrileña Tamara Sanfabio, capacitadas para ello).
La passe de trois pour Lemaître!
Francia, pese a haber tenido que hacer algún cambio por las lesiones (en la foto los campeones aluden a lesionados y reservas), se lleva el relevo 4x100. Los franceses han asegurado en exceso los cambios y eso ha obligado a un esfuerzo supremo a Martial Mbandjock para doblegar a los italianos (por cierto recalificados, tras haber sido excluidos ayer). Sin embrago el héroe del estadio (y de todo un país) es Christophe Lemaître que, aunque parezca raro, es el primer atleta en llevarse el triplete 100-200-4x100 en los Europeos. Efectivamente, repasando el "libro gordo", vemos que ninguno de los hombres que habían precedido al joven galo en el doblete individual, los holandeses Berger (1934) y Osendarp (1938), el alemán Fütterer (1954), el soviético Borzov (1971), el italiano Mennea (1978) y el portugués Obikwelu, había logrado imponerse en el relevo. Por un momento pienso en cómo habría disfrutado Montjuic nuestro amigo José Guilloto pero seguro que este entrañable francés de Cádiz habrá encontrado algún rato para gozar de los triunfos Bleus desde su tierra natal.
Tres medallas españolas y alguna sorpresa.
Para acercarse al pronóstico del presidente-seleccionador, los atletas españoles en liza hubiesen tenido que hacer el pleno, y aún así... En disco Pestano está bien pero acaba sexto, Ruth cae en altura un poco antes de lo previsto (nuestra "favorita" Emma Green se sorprende a ella misma y acaba segunda pulverizando su PB) y Eusebio Cáceres se resiente de su lesión en longitud. Magníficas las chicas del relevo corto que baten el récord de España y voluntariosa Judith Pla, 12ª en los 5.000.
La primera alegría llega con la inteligente carrera de José Luis Blanco que, consciente de que los dos franceses son inalcanzables, juega sus bazas con acierto para colgarse el bronce ante su público (y luego da la vuelta de honor con la bandera del Barça). Y, poco después, llega la apoteósis con el oro de Nuria Fernández y el bronce de Natalia Rodríguez en los 1.500m, un resultado que sorprende a los propios expertos españoles que confíaban más en el talento de Natalia. El estadio aplaude a rabiar aunque, como en el caso de Reyes hace un par de días, flota cierta decepción entre algunos seguidores de Natalia que, por su carácter de atleta catalana, son numerosos en las gradas. Tras repasar la edad de los medallistas españoles, veo que casi todas han sido ganadas por atletas cercanos o de más de 30 años (la prensa dirá que 32,7 de media, 33,5 las mujeres) mientras Francia y Gran Bretaña han cimentado sus éxitos sobre una generación mucho más joven (25 y 27 años de media). Es un tema que traerá cola.

Sobre banderas y otros bandos. 
En varios foros sobre atletismo he leído estos días desaforadas censuras a José Luis Blanco por dar la vuelta de honor con la bandera del FCB (él además alimentó la polémica declarando que lo había hecho conscientemente para evitar los matices políticos que habría supuesto llevar la catalana o, siendo catalán, sólo la española, olvidando que la rivalidad futbolística puede superar a la política). También algunos critican a Villalobos por haber entrado en meta con la enseña extremeña, aunque lo "indultan" porque después cogió también la rojigualda. Casi nadie censura que Marta Domínguez diese la vuelta con una rojigualda con toro (al día siguiente de que el parlamento democrático de Cataluña hubiese acordado la prohibición de las corridas) y a la mayoría les pasó inadvertida la vuelta del sevillano Olmedo con la bandera de Castilla-León o la de Mo Farah con la del estado no reconocido de Somalilandia.
Meterse en estos temas casi siempre produce rasguños pero, abandonando la tradicional neutralidad suiza, yo voy a dar mi opinión. El atletismo es un deporte individual en el que muchos atletas obtienen medallas por su talento y esfuerzo pero gracias al concurso de técnicos y entrenadores de otros países o a la acogida y las becas que les otorgan universidades y clubs de países más ricos. Muchos atletas cambian de país por su conveniencia económica (se nacionalizan en países más ricos) o deportiva (corren por los países de sus padres para eludir el alto nivel de sus países). Coubertin era contrario a las enseñas nacionales pero no encontró otra fórmula para organizar el olimpismo que a través de comités nacionales. El tema nacionalista era muy controvertido a principios del siglo XX: Teddy Flack, campeón olímpico de 800 y 1.500m en 1896, causó el escándalo de sus camaradas ingleses cuando pidió ser inscrito como australiano (Australia no fue autónoma hasta 1901 y casi totalmente independiente hasta 1942). Una docena de atletas irlandeses fueron campeones olímpicos como canadienses (Kerr), sudafricanos (McArthur), estadounidenses (Flanagan, Sheridan) o británicos (Kiely, Ahearne) ya que Irlanda no alcanzo un estatus de independencia hasta 1921. Los atletas finlandeses participaron desde los Juegos intermedios de 1906 pese a que su país no sería independiente del Imperio ruso hasta la revolución bolchevique de 1917. Hasta los Juegos nazis de 1936 la parafernalia de banderas fue escasa en los estadios. También tras la segunda guerra mundial, más allá de pequeñas banderitas de papel en manos de grupos de aficionados. Es raro ver a casi ningún vencedor olímpico envuelto en telas de colores antes de los Juegos de 1984. La América reaganiana se revolvía contra un pasado crítico (guerra del Vietnam, apoyo de la CIA a regímenes dictatoriales) con enormes dosis de simbología "star and stripes" (unos Juegos en los que se desbordaba el fanatismo por unos colores y se despreciaba o ignoraba las pruebas sin americanos). Otros atletas han aprovechado timidamente ese "bandereo" para otras reivindicaciones: los atletas que sacaron la cuatribarrada en Barcelona-92, Cathy Freeman con la bandera de los aborigenes australianos, Roberta Brunet con su cinta reivindicativa del valle de Aosta, ,...  (sin olvidar la enérgica reivindicación de Smith y Carlos en México-68, a los que siguieron los saltadores de longitud y los cuatrocentistas). Desde entonces la cosa ha ido en aumento y con la independencia de las repúblicas de la antigua URSS y la antigua Yugoslavia y el "futbolerismo" que ha invadido la información deportiva está alcanzando un paroxismo delirante. Además, otra observación: la vuelta de honor debería estar reservada a aquellos atletas que logran una prestación excepcional y, salvo excepciones, sólo al vencedor o vencedora.
¿Mi conclusión? Admiro a los atletas de todos los países (aunque siento siempre un cariño especial por los que conozco), no creo que deban examinarse de patriotismo tras ganar una medalla (¿qué pensaran los gambiano-noruegos, los etiope-azeríes, los keniano-qataríes, los cubano-italianos o las nigeriano-españolas cuando ganan?) y creo que la izada de banderas y el himno del país de cada vencedor ya es suficiente tributo a la contribución de los estados. No creo que mi patria sea mejor que otras por el mero (pero importante para mí) hecho de que yo haya nacido en ella y creo que los mayores crímenes y guerras de la historia se han perpretado enarbolando banderas.
 
¿Cuánto valen unos Europeos?
Al salir del estadio tras el emocionante 4x400 (y la pobre ceremonia de clausura) algunos amigos discutimos sobre el nivel del atletismo europeo ¿cuántos campeones de B10 habrían podido ser campeones mundiales u olímpicos? Obviamente, Europa conserva la hegemonía mundial en la marcha y en los lanzamientos y saltos verticales, tanto en categoría masculina como femenina. Pero seguramente ninguno de los campeones masculinos en carreras sería hoy por hoy campeón universal, teniendo dificultades la mayoría para ser incluso finalistas. Los franceses del steeple, algún maratoniano y algún millero parecen, junto con los relevos de algunos países, los únicos que podrían aspirar a algún podio. De las chicas, ni siquiera las rusas del 400, Savinova en 800, Antyukh en 400 vallas y Zarudneva y Marta en steeple son líderes mundiales de 2010, aunque todas ellas tendrían posibilidades. Pero eso no significa que el atletismo europeo sea de segunda división y que nada sea imposible. Lemaître o los Borlée (y Wariner) han demostrado que los blancos también pueden correr muy rápido, Mekhissi ya avisó en Pekín de que los keniatas no son invencibles en obstáculos y Borzakowski o Baala han sido capaces de rivalizar con los mejores atletas del Rift Valley en el medio fondo (y tal vez la pregunta sea ¿qué es ser europeo?). Otra cosa es que las estructuras deportivas escolares y universitarias y el modo de vida europeo no propicie que los jóvenes conozcan y practiquen nuestro deporte y que, posteriormente, hagan los esfuerzos que demanda para alcanzar un nivel de recompensa mediática y material que nunca estará al nivel del de los Nadal, Gasol, Iniesta, Lorenzo o Alonso. El atletismo es el deporte más universal que existe y al que pueden acceder talentos individuales de cualquier rincón del globo.

5 comentarios:

  1. Aplausos para todas las entradas Paul, una delicia!

    Del domingo reseñar que Pablo Villalobos es una grandísima persona y grandísimo atleta (muy simpático con todo el mundo al recibir el trofeo de la Copa de Europa de maratón junto con sus compañeros) Respecto al tema de las banderas, directamente paso de opinar, porque me parece a veces absurda la polémica que se crea.

    Y por último (y esto es un pequeño palito) la ceremonia de clausura estuvo desangelada de atletas y de público. Sobró todo menos los fuegos artificiales finales, muy bonitos. Personalmente disfruté muchísimo de los europeos, próxima cita Londres 2012!

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  2. Creo que los "nuevos" Europeos bienales de Helsinki-2012 son antes ¡otro temita polémico!

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  3. Jeje no da para todo, por eso elegimos Londres 2012. Muy polémico, personalmente no entiendo ese cambio a dos años, y menos con unos JJOO, porque con tan poco tiempo entre europeos y JJOO quien irá a los europeos y se arriesgará a una lesión? A sido por dinero el cambio de 4 a 2 años? No entiendo...

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  4. Gracias por comentar de forma tan amena los europeos,Paul Martin.
    (Cuando he leìdo el tìtulo del apartado:"Sobre banderas y otros bandos",inmediatamente me ha venido a la memoria el discurso final de Chaplin en "El gran Dictador".Menos mal que no te conzoco fìsicamente,pues de otra forma,en mi mente,ya tendrìas puesta la gorra...-perdona la broma,pero ya sabes como funciona la mente-).
    Un saludo cordial,y gracias de nuevo.

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  5. Saludos Molloy
    La verdad es que no había pensado en ello pero ya estoy viendo a Hannah y su familia en la idílica viña, je, je

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