31 de octubre de 2010

Jim Fuchs "in memoriam" (y el nacimiento del estilo moderno de peso).

Hace unos días leímos en la prensa que "El estadounidense James Fuchs, pionero de la técnica actual del lanzamiento de peso y ex plusmarquista mundial, murió el pasado 8 de octubre a la edad de 82 años". Vale la pena recordar a uno de esos atletas que aportó más en el aspecto técnico que por su palmarés. 

Un sprinter lanzador.
Nacido en Chicago el 6 de diciembre de 1927, el joven Jim Fuchs destacó en su high school como velocista, llegando a ser campeón escolar de Illinois de las 100 yardas y bajando de diez segundos (9.9). Universitario en Yale, aspiraba a hacer carrera en el football pero su propensión a las lesiones le llevó a inclinarse por el lanzamiento del peso que practicaba como rehabilitación.
En esta disciplina quemó rápidamente las etapas: 15,15 en 1947 y 16,67 en 1948. Logró ser tercero en los Olympic Trials y acabó en la misma posición en Londres (16,42), subiendo al podio olímpico tras sus compatriotas Wilbur Thompson (17,12) y James Delaney (16,68). 

88 victorias consecutivas.
En 1949 Jim apareció transformado, superando los 100kg (por 1,87m) pero conservando su velocidad y con una variante técnica con la que intentaba prevenir su tendencia a las lesiones, acentuando el dinamismo en el aire mientras giraba. Logró los titulos universitario y de la AAU y batió en julio el RM de Charles Fonville (17,68) con un tiro de 17.79 en Oslo. En los meses siguientes acumuló victorias y records. En 1950 ganó el título indoor de la AAU, revalidó el de la NCAA y el absoluto y mejoró tres veces el RM. Empezó en Los Ángeles en abril (17,82) y remató en agosto en dos reuniones suecas: 17,90 en Visby y 17,95 en Elskituna, quedándose a 5cm de ser el primero sobre 18m.
En 1951, tras revalidar su título en pista cubierta, se impuso a principios de marzo en los I Juegos Panamericanos organizados en Buenos Aires. Allí, además del peso (17,25), se llevó el oro del disco (48,91). Poco después una lesión acabó con su temporada. Reapareció en 1952 ganando su tercer campeonato AAU indoor pero su racha de 88 victorias se truncó en el campeonato absoluto frente al joven Parry O´Brien (n.1932). Se le diagnosticó un esguince en la mano derecha y en los Trials Fuchs apenas pudo acabar tercero tras O´Brien, siendo el mejor Darrow Hooper. En Helsinki se confirmaron los malos presagios para Fuchs que, con su mano lesionada, sólo lanzó dos veces en la final y repitió el bronce (17,06) tras Hooper (17,39) y O´ Brien, que se impuso por sólo 2cm (17,41).
Tras su retirada, Fuchs se instaló en Nueva York donde trabajó en la NBC y otras empresas. Fue co-fundador y presidente de la Silver Sield Foundation que ofrece bolsas de estudios a los hijos de policías y bomberos de la ciudad muertos en acto de servicio (y que otorgó 900 bolsas de 20.000 $ a los hijos de víctimas del 11-S). 

La técnica moderna del lanzamiento de peso.
Hasta los años cuarenta los lanzadores de peso se colocaban en la parte trasera del círculo formando un ángulo de 90º respecto a la zona de lanzamiento; saltaban mientras giraban de forma rápida y soltaban el brazo según retomaban el apoyo.
La velocidad era esencial y así lo demostró Charles Fonville, el único atleta negro que ha batido el RM de este lanzamiento, con una constitución de velocista (1,88m/88kg). De hecho había corrido 100 yardas en 9.8 y saltado 7,50 en longitud. Batió en 1948 el viejo record del gigante (1,97/140kg) Jack Torrance (17,40 en 1934) con un tiro de 17,68 en Lawrence (Kansas). Por desgracia, forzó demasiado un cuerpo tan ligero y sufrió un desplazamiento de vértebras que le alejó de los estadios. Con todo, se presentó en los Trials y acabó cuarto, quedando fuera de los JJ.OO.
Jim Fuchs, que también se basaba en una velocidad endiablada desde la posición "clásica" (la espalda formando un ángulo de 90º con la tabla), introdujo una variante bautizada como "the sideways glide" (planeo lateral): al iniciar su lanzamiento, se inclinaba hacia la derecha alejando el peso del centro de gravedad y mantenía el hombro atrás hasta el momento en que su pie retomaba contacto con el suelo que el acompañaba de un latigazo en el que casi tocaba su rodilla con la barbilla.  Aunque su aporte fue importante, hay que considerarlo más el hombre que culminó el estilo clásico que el pionero del moderno.
El verdadero pionero del estilo moderno (anterior a la rotación) fue Parry O´Brien, que se colocaba dando la espalda a la tabla de salida y efectuaba un giro de 180º (vd. vídeo). Sin embargo los historiadores creen que el inventor de esa técnica había sido Otis Chandler, futuro director del Los Angeles Times, que en 1950 había lanzado de esa forma 17,48m (se quedó fuera de los JJ.OO. al ser cuarto en los Trials de 1952).

29 de octubre de 2010

La vuelta al mundo del atletismo en 80 países: 4. Austria

Un imperio deportivo... invernal.
La acomodada república de Austria (es el tercer país de la UE en PIB por cabeza) es hoy un pequeño país de apenas ocho millones de habitantes y, la verdad, en atletismo su historia es más bien modesta. Pero el hoy pequeño país danubiano (era la cabeza de un enorme imperio cuando debutó en los JJ.OO. en 1900) es una potencia en deportes de invierno (quinta en el medallero all-time tras Noruega, EE.UU., Alemania y la URSS) y también destaca en algunos deportes de verano (106 medallas, sólo 7 menos que España) como la vela, el piragüismo, la halterofilia y el judo (25 oros en total).

Los atletas del Imperio.
Austria debutó atléticamente en los Juegos de 1900 con un sólo participante, el veinteañero Hermann Wraschtil, que no lo hizo nada mal ya que fue 5º en el steeple y 6º en los 1.500m. Los chicos de Francisco José I no se desplazaron a St.Louis y reaparecieron en los Juegos Intermedios de Atenas en 1906 con diez atletas. El mejor fue Theodor Scheidl, participante en altura, longitud y disco y 9º en pentatlon (no sabemos si es el famoso baritono vienés nacido en 1880 pero, por edad, podría serlo). Dos años después sólo dos hombres defendieron la bandera de los Habsburgo siendo el más destacado Emmerich Rath, eliminado en las 10 Millas de marcha y 25º en el primer maratón de distancia oficial (este checo fue un destacado futbolista y llegó a partipar en Mundiales de esquí de fondo pero era famoso en esta época por sus repetidas victorias en carreras militares de 50km con 31kg de armas y equipo). La última comparecencia olímpica de 12 atletas del águila imperial en 1912 se saldó con el quinto puesto de otro checo, Hans Tronner, en el disco y un 10º de Josef Schäffer en el decathlon (toda una tradición austríaca).
 De la república al "anschluss".
Convertida en una pequeña república, Austria fue excluída de los Juegos de 1920 y reapareció (sin éxito) en 1924. En 1928 con dos hombres y dos mujeres logró la sexta plaza de la fornida Liesl Perkaus en el disco femenino y el séptimo de Ludwig Veselyen el decathlon. El vienés Emil Janausch (10º en disco) fue el mejor de los dos atletas desplazados hasta Los Ángeles-32. Fue también 8º en la primera edición de los Europeos en 1934. en los que Ernst Leitner fue quinto en 400m vallas. Hasta 29 atletas (8 mujeres) comparecieron en los Juegos nazis de 1936 presididos por... el austriaco Adolf Hitler. La mejor fue la jabalinista de 21 años Herma Bauma, cuarta, mientras Johann Wotapek fue 9º en el disco. Dos años después el vienés Karl Kotratschek fue bronce europeo de Triple pero bajo la bandera de la cruz gamada, ya que Austria había sido anexionada al III Reich unos meses antes (murió en la campaña de Rommel en África). Viena organizó ese mismo año la primera edición femenina de los Europeos (única por separado).

La mejor atleta austríaca de la historia.
La vienesa Herma Bauma (1915-2003) ha sido la mejor atleta austríaca de la historia: dos veces plusmarquista mundial de jabalina, dio en 1948 el único oro olímpico que su país tiene a día de hoy en el deporte rey. Fue subcampeona europea en 1950 (y también subcampeona mundial de balonmano). En esos juegos londinenses las chicas austriacas brillaron: Ine Schäffer se llevó el bronce en peso, Lotte Heidegger y Maria Oberbreyer fueron quintas en disco y vallas, Anni Brück sexta en peso e Ilse Steinegger séptima en longitud. El relevo 4x100 acabó sexto y otras cuatro atletas se metieron entre las diez mejores de sus pruebas.
 En Helsinki-52 Lotte Haidegger (quinta en disco) y Fedora Schenk (sexta en altura) fueron las mejores (la Schenk, nacida en Alemania, había sido bronce con el equipo nazi en los Europeos de 1938 con el apellido Solms). Sólo un hombre y dos mujeres se desplazaron a Australia en 1956 y la mejor fue, una vez más, una lanzadora, Regina Branne, séptima en peso. No hubo finalistas en los Juegos de 1960 y 1964. Heinrich Thun, cuarto en martillo en los Europeos de 1962, fue el atleta más destacado de esos años.

Las estrellas austriacas de los sesenta.
A finales de los sesenta Austria gozó de una generación femenina excepcional. En México-68 Liese Prokop fue plata en el pentathlón, Ewa Janko bronce en jabalina e Ilona Gusenbauer 8ª en altura. Un año después en el Europeo Liese Prokop se llevó el oro de la combinada (y tuvo el RM) y su hermana Maria Sykora (el apellido natal de las hermanas) el bronce en un 400 en el que las francesas Duclos y Besson batieron el RM. Maria fue campeona europea indoor de 800m en 1970 y recordwoman mundial oficiosa de 400 vallas. Ilona Gusenbauer se llevó el título europeo de altura en 1971 y acabó con el largo reinado de Iolanda Balas en 1972 (1,92m), aunque tuvo que conformarse con el bronce olímpico en Munich.
 En los ochenta volvieron las vacas flacas y en Moscú-80 los más destacados fueron los decathlonianos Georg Werthner y Sepp Zeilbauer (4º y 5º) y Dietmar Millonig, sexto en 5.000m. Este fondista fue campeón europeo indoor de 3.000m en 1986. El explosivo Andreas Berger lo fue de 60m en 1989. En los primeros 90´ brillaron el lanzador de peso Klaus Bodenmüller, campeón europeo indoor en 1990 y bronce en 1992 (6º en los JJ.OO. de ese año), el pertiguista Hermann Fehringer, bronce europeo absoluto en 1990 y la saltadora de altura Sigrid Kirchmann (5ª en Barcelona-92). El relevo corto masculino fue también finalista olímpico en 1992.

Las mediofondistas; gloria y controversia.
En los últimos años han sido las mediofondistas las que han dado más laureles a Austria: Theresia Kiesl fue bronce en 1.500 en Atlanta-96 y Steffi Graf plata en los 800m de Sydney-2000. La Kiesl fue campeona europea indoor en 1998 y la Graf en 2000. Ésta última, doble subcampeona mundial -indoor y absoluta- de 800 en 2001, fue suspendida por dopaje tras su retirada. El mejor atleta austriaco de los últimos años ha sido Günther Weidlinger, que empezó brillando en los obstáculos (7º en el europeo de 2006), y destacó más tarde en ruta (2:10.47 en maratón en 2009).
En Austria se organiza también desde 1975 el Mösle Mehrkampf-Meeting, el Mitín anual más importante de pruebas combinadas y en el que se ha batido tres veces el RM (dos Thompson y el actual de Sebrle). El checo y la sueca Kluft lo han ganado cinco veces y el único vencedor local ha sido Sepp Zeilbauer (1977 y 1981).
En resumen un balance difícilmente comparable con el de los Toni Sailer, Annemarie Pröll, Franz Klammer, Hermann Maier y compañía.

28 de octubre de 2010

Volvemos esta semana

Hola a todos.

Por motivos laborales el autor ha estado este mes en un remoto país centroeuropeo vecino del suyo y no ha podido mantener el Blog activo por falta de tiempo y tener sólo acceso a ordenadores del estado (en ese país se restringe el uso privado de ordenadores públicos y el teclado es diferente). Ya se sabe que esos germánicos son gente rara que no dejan mirar el correo privado en el ordenador del trabajo, hablan bajito y se ponen en cola de forma espontánea.

¡Bueno! Se acabaron las excusas y espero retomar el blog mañana.

Un saludo

2 de octubre de 2010

Un Zatopek a cámara rápida

Estoy este mes fuera de España y, la verdad, aunque lo pretendía, no me ha sido posible mantener actualizado el blog.  Espero retomar mi actividad normal desde el 18 de octubre.
Gracias por estar ahí.
Paul
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Corre, corre Conejo.

Leí de forma muy rápida hace unos meses el libro Courir del escritor francés Jean Echenoz (Orange, 1947). Ahora he podido releerlo en su traducción al castellano (Javier Albiñana) y, ya lo siento, pero no ha cambiado la impresión que me produjo la primera lectura.
Como todos sabéis por el bombardeo en secciones literarias de los periódicos, Correr es una especie de biografía novelada del gran Emil Zatopek. El autor, que practica un género que podríamos llamar "biografía intencionada", la considera la segunda entrega de una trilogía que empezó con Ravel, un acercamiento al compositor del célebre Bolero. El éxito con que buena parte de la crítica gala acogió aquella obra se ha prolongado con Correr, lo que me hace pensar en la poca familiaridad de esos críticos con el deporte y con la figura del atleta checoslovaco.
La mayoría de ellos señalan que Echenoz ha elegido sólo pinceladas para destacar un par de rasgos del carácter de Zatopek, su inocencia y su pasión -por no decir obsesión- por correr. Lo que conocen la mayoría, y esa parte les interesa más, es la "primavera de Praga" y la caída en desgracia del campeón por manifestarse públicamente a favor de las reformas del gobierno de Dubcek.
Leyendo algunas críticas he llegado a dudar de que algunos hayan leído el libro (y no se hayan limitado a componer unas palabras halagadoras a partir del resumen de prensa que les haya dado la editorial).
Una crítica -que no comparto- pero rigurosa:
http://www.revistadeletras.net/la-disciplina-de-la-desnudez-correr-de-jean-echenoz/
Un Zatopek decepcionante

Yo no he logrado conectar con ese Zatopek -veloz pero vacío- de Jean Echenoz. No encuentro ahí al hombre (sólo esas pinceladas de carácter) y al escritor no le interesa el atleta. El Zatopek de Echenoz es un muchacho predestinado a una existencia gris en una fábrica al que su pasión por correr y su rigor en el entrenamiento le abrirá un camino entre la gran historia (la invasión nazi, el estalinismo, la primavera de Praga).
La novelita (133 páginas con letra enorme) está escrita -y ese parece ser su gran mérito de estilo- como una carrera, sin dar respiro al lector, pero, tras ese ejercicio de ritmo, yo no veo a Zatopek, veo a una especie de maquina de correr incansable (más cerca de la caricatura de la la "locomotora humana" que del atleta) más cercano a veces a Speedy González. No me creo ese Zatopek siempre optimista, víctima inocente de la propaganda, hombre transparente en medio de un mundo en plena guerra de intereses contrapuestos. Que el mitológico as era un hombre de carne y hueso, pues sí, ya lo sabíamos también ¿pero qué lo hizo diferente?
No hay en Correr datos que el lector interesado en Zatopek desconozca, y falta audacia o imaginación en los fragmentos de ficción. El personaje hace siempre lo que esperamos de él y todos a su alrededor se comportan como figurantes de una obra muchas veces representada, previsible y con la moraleja escrita de antemano (los dirigentes, los comisarios políticos, sus rivales). Como ejemplo, ese Kuts "que parece un marino acabado de desembarcar del Potemkin" (¡toooma topicazo!)

¿Hacia dónde corre Echenoz?

Hace unas semanas leía una de las muchas entrevistas a Echenoz que la prensa ha publicado (en concreto la de La Vanguardia). Hacia la mitad de la misma, tras señalar que no sabía casi nada sobre el campeón (ni siquiera que era checo), afirma:
Como no hay ningún libro sobre él, no hay manera de llegar al fondo de quién era en realidad, así que leí cuatro mil números de L"Équipe de 1946 a 1957”.
Sólo buscando en mi biblioteca encontré dos monografías: Zatopek the Marathon Victor (1954) de Frantisek Kozik, un clásico visto desde la propia Praga, y Zá-to-pek! Zá-to-pek! Zá-to-pek! The life and times of the world´s greatest distance runner (2002) de Bob Phillips, con contribuciones de historiadores del atletismo tan rigurosos como Roberto Quercetani o Mel Watman. Por supuesto, en libros de carácter general de autores clásicos del atletismo como Robert Parienté (responsable de atletismo de L´Équipe durante décadas) y su La fabuleuse histoire de l´athlétisme, Ron Clarke y Norman Harris (The Lonely Breed) o el citado Quercetani (A world history of long distance running 1880-2002) se le dedican a Zatopek más de 25 páginas en cada uno (hay muchos más). Sin duda, leer como dice Echenoz “cuatro mil números de L´Équipe de 1946 a 1957” (aunque, ya puestos, podía haber seguido hasta 1958, fecha en que acabó su carrera) suena heróico pero no aporta mucha información relevante. Intentar vender una novela es lícito, pero no sé si falsear las fuentes y los datos es necesario para ello. La novela puede aportar nuevos puntos de vista sobre la “locomotora humana” pero de ahí a afirmar que no hay nada escrito sobre Zatopek va un abismo. En su crítica en Le Magazine littéraire (octubre 2008) Minh Tran Huy describe un poco el personaje del autor: "Un día en Bretaña, en la playa, Jean Echenoz nos dejó, a unos amigos y a mí, para lanzarse a nadar una verdadera maratón en el mar helado. Resistente y haciendo muecas parecía decirnos, Emil soy yo!".

Literatura y atletismo (algunas sugerencias)

- La soledad del corredor de fondo (Allan Sillitoe,1959)
- De qué hablo cuando hablo de correr (Haruki Murakami, 2010)
- Las Olímpicas (Henry de Montherlant, 1924)
- Orgue du stade (André Obey, 1924)
- La media distancia (Alejandro Gándara, 1990)
- Cementerio de pianos (José Luis Peixoto, 2006)
- La carrera de Flanagan (Tom McNab, 1982)
- Marathon Man (William Goldman, 1974)
- La gran separación (Jean Cocteau, 1923)
- Anthologie de la littérature sportiva (AA.VV., 2006)


Otro día hablaremos de memorias de atletas.