1980: la ambición de Rosie Ruíz.
Los Juegos Olímpicos vivieron otros dos episodios de confusión, la muy conocida descalificación de Dorando Pietri en Londres y la entrada de un impostor en el estadio olímpico de Munich por delante de los primeros.
El escándalo de Londres.
La victoria del pequeño italiano Dorando Pietri en la primera maratón con la distancia oficial (42km y 195m) y su posterior descalificación configuran uno de los episodios más conocidos, no sólo de la historia del maratón, sino de toda la historia olímpica. La descalificación del italiano por las ayudas recibidas de los jueces en el estadio pone en evidencia la victoria cuatro años antes de Thomas Hicks, que recibió sin duda una ayuda (externa e interna) mucho más relevante. La medalla de oro recayó en el pequeño neoyorquino de origen irlandés Johnny Hayes. Menos conocida es la leyenda que circuló por algunas publicaciones de la época de que, en realidad, los Pietri eran dos gemelos que habrían corrido media maratón cada uno, un camelo de la prensa sensacionalista de la época (que el sensacionalismo deportivo no lo ha inventado el Larguero).
El impostor de Munich.
Los EE.UU. no volvieron a tener un campeón olímpico de maratón hasta 64 años más tarde, en Munich-72. Pero el tercer estadounidense en serlo no fue, como sus dos compatriotas anteriores (Hicks y Hayes), el primero en entrar en el estadio: un joven estudiante alemán llamado Norbert Sudhaus se metió en el circuíto cerca del recinto y penetró en cabeza en el estadio (nunca quedó claro si era una apuesta o una forma de protesta contra los gastos del evento). Cuando Frank Shorter entró en el estadio se vio sorprendido por los silbidos y abucheos que el público dedicaba al impostor (o a los que se lo llevaban). Lo que la mayor parte del público ignoraba era que el americano era un atleta... local, pues había nacido 25 años en la capital bávara, hijo de un médico militar destinado en Alemania (antes de él no habían nacido en el país por el que compitieron los campeones de 1900 Theato -luxemburgués por Francia-, 1904 Hicks -inglés por EE.UU.-, 1912 McArthur -irlandés por Sudáfrica-, 1928 El Ouafi -argelino por Francia-, 1936 Son -coreano por Japón-, 1956 Mimoun -argelino por Francia-).
Rosie la tramposa.
La ganadora femenina del maratón de Boston de 1980 fue una desconocida de 27 años, Rosie Ruíz (nacida en Cuba) que marcó un crono de 2h 31:56 batiendo el record de Joan Benoit (2h 35:15). Recibió los laureles y la medalla, se hizo las fotos con el ganador masculino, el mítico Bill Rodgers, y respondió a las entrevistas pero algo no cuadraba. Pronto empezaron a amontonarse las evidencias ya que las otras competidoras de élite no recordaban haber corrido con ella, no aparecía en las fotos y vídeos tomadas durante la prueba y algunos espectadores la acusaban de haberse incorporado a la carrera cerca de la meta (la mayoría de los consultados recordaban a la canadiense Jaqueline Gareau como la primera mujer que vieron pasar). A los testigos más expertos les extraño también la frescura de Ruíz y lo poco sudada que estaba su ropa. Unos días después una fotógrafa llamada Susan Morrow recordó haber hablado con Rosie Ruíz en el metro de Nueva York durante la celebración del maratón de 1979, la prueba en la que obtuvo el tiempo que le sirvió para clasificarse para Boston.
Pese a que nunca reconoció haber hecho trampa, Rosie Ruíz fue descalificada y su medalla remitida a Jaqueline Gareau dos semanas después. Ruíz fue detenida en 1982 por estafar a la empresa en la que trabajaba y también fue juzgada años después por tráfico de drogas.
El hombre que perdió su bigote.
Más reciente es el caso del argelino Abbes Tehami, antiguo campeón de 1.500m de su país, que se impuso en el maratón de Bruselas de 1991. El análisis de las fotos demostró que el que había tomado la salida con su dorsal no había sido él, sino su entrenador Bensalem Hamiani, que habría corrido unos siete kilómetros antes de pasarle el dorsal a Tehami. Pese a cierto parecido entre los dos hombres, el engaño salió a la luz por el bigote que lucía Hamiani y del que carecía el supuesto vencedor. La victoria fue otorgada finalmente al soviético Anatoly Karipanov.
El candidato tramposo.
El PRI (Partido Revolucionario Institucional) gobernó en Mexico desde 1929 hasta 1997 dominando un estado caracterizado por la corrupción y el clientelismo. Tras su primera derrota electoral en las presidenciales de 1997, fue dirigido por Roberto Madrazo que se presentó como candidato en 2006 y sufrió una espectacular derrota (acabó 3º y no ganó en ningún estado). Una biografía crítica llena de ácida sátira mexicana la podéis leer en http://www.frikipedia.es/friki/Roberto_Madrazo_Pintado .
Aficionado a las "corridas" (como se llaman en Latinoamérica las carreras sobre asfalto), fue aparentemente el ganador del maratón de Berlín de 2006 en la categoría de más de 55 años. Sin embargo, el tiempo de 2h 40:26, que mejoraba sus marcas previas en una hora, despertó las sospechas de los organizadores que constataron que el tiempo de paso entre el control del km 20 y el del 35 (21 minutos) era imposible. Además se constato su frescura y su atuendo, como señala un periódico azteca: "...lleva puesta una chamarra roja y unos pantalones largos, mientras al resto de los maratonistas se les ve cansados y más descubiertos, apenas en shorts y franelillas...".
Una vez desenmascarado y descalificado, el ex-candidato, que no había dicho nada hasta entonces, negó haber hecho trampa y alegó que sólo había pensado correr 21km y que luego se acercó a la meta a por su ropa (¿más?) y a por la medalla de participación.La victoria de la categoría fue para el alemán Martin Wahl (2h 44:17).
Engañados como chinos.
La última trampa en un maratón se produjo hace unas semanas en el maratón internacional de Xiamén, en China. Allí han sido descalificados unos 30 estudiantes que se habían clasificado entre los 100 primeros. Al parecer, unos habrían hecho parte del recorrido en vehículos o transporte público y otros habrían hecho correr a otros atletas en su lugar o habrían cambiado dorsales y chips con atletas de calidad "comprados". La razón estaría en los créditos que recibían los estudiantes con buenos resultados de cara al examen de ingreso en la universidad, una temida prueba llamada gaokao).
27 de enero de 2010
21 de enero de 2010
Tramposos de largo aliento: ganadores del maratón que no lo fueron (1).
St.Louis 1904: el tramposo y el payaso.
Correr un maratón es, desde hace unas décadas, una prueba que ha dejado de ser territorio de superhombres para convertirse en una pasión de millones de personas de muchos países. Han pasado más de cien años desde que Spiridon Louis entraba en la leyenda al cruzar la meta del estadio panatenáico para ganar el primer maratón olímpico. Su gloria fue eterna (y muy lucrativa para él en su país) pero el maratón olímpico vivió en los años posteriores episodios menos heróicos.
Confusión en los bulevares de París.
El segundo maratón olímpico se desarrolló de un modo mucho menos ordenado y sólo 7 de los 16 participantes lo acabaron. El estadounidense Arthur Newton (5º a una hora de los primeros) acusó a los cuatro que le precedieron de haber atajado y reclamó en varias ocasiones la medalla al COI, petición que fue rechazada. El ganador fue Michel Théato, jardinero en el Racing Club (sede de las pruebas atléticas), un atleta local... o eso se creía. En 1990 el historiador Alain Bouillé demostró que conservaba su nacionalidad luxemburguesa y Francia perdió esta medalla en los palmarés (ganaría otras dos con dos atletas nacidos también fuera de la metrópoli, en Argelia, Bourghera El Ouafi y Alain Mimoun O´Kacha).
"Meet me in St.Louis".
Como el incidente de esta olimpiada es bien conocido, reproduciré aquí parcialmente como la narra Juan-Gabriel Tharrats en su obra "Los Juegos Olímpicos" (1972):
"... el calor sofocante, unido al polvo que levantan los admirados automoviles de los oficiales y acompañantes de la carrera, dan como resultado unas condiciones infernales que hacen comenzar los abandonos (...). A los 15 km uno de esos abandonos es el del apuesto Fred Lorz que, sufriendo calambres, se retira subiéndose a uno de los automóviles (...).
Thomas Hicks de 28 años, de origen inglés, payaso de profesión perteneciente a la Asociación de Jóvenes Cristianos de Cambridge (Massachussets) se siente cansado y quiere abandonar pero su entrenador, masajista y compañeros que siguen tras él en un vehículo se lo impiden. Primero le dan clara de huevo y, al no reaccionar, le suministran una inyección de estricnina. Hicks se reanima y puede seguir.
El vehículo que devolvía a Fred Lorz al estadio, faltando unos 8km para llegar a éste, empieza a sacar humo por todas partes, sufriendo una avería que le impide continuar, quedando en la cuneta (...).
A los 28km comienza el verdadero calvario para Hicks pues otra vez se siente sin fuerzas. Sus compañeros le dan dos claras de huevo más y le mojan con agua caliente del radiador del automóvil. Sigue en estado medio inconsciente unos kilómetros pero, en una cuesta, se para una vez más, dispuesto a abandonar. Sus compañeros no lo consienten y después de mojarlo de nuevo y darle coñac, lo toman por los brazos ayudándole a subir la cuesta. En la pendiente siguiente vuelve a correr solo. Viendo que su automóvil sigue echando humo y no se pone en marcha, y temiendo enfriarse, el apuesto Fred Lorz, que ahora se siente totalmente recuperado, piensa en sus ropas en el estadio y reanudando a buen ritmo la carrera, allí se dirige. Completamente fresco llega a la altura de Hicks pasándole. Los jueces le obligan a dejar la ruta, pues saben bien que éste abandonó. Mas él les explica que sólo va al estadio a recoger su ropa. Esta explicación, unida a la falta de sitio para él en los automóviles, les convence y lo dejan seguir.
A menos de 6km de la llegada Hicks una vez más se para (...). Más, como su cuerpo no responde, le ponen otra inyección de estricnina (...).
Fred Lorz, abuen ritmo, llega al estadio y es recibido con delirio por los espectadores que le dan por vencedor. Aquello le halaga y, aún sabiendo que los jueces le han visto, se apresta a seguir la farsa creyéndola sólo una inocente broma. Corre fuerte la última vuelta entre aplausos y al transpasar la meta la gente le rodea felicitándole. Alice Roosevelt, la hija del presidente, también se le acerca (...). Fred y Alice se miran como dos enamorados de postal: los fotógrafos piden más pero el médico interviene: -un hombre que ha corrido 40km está al borde del agotamiento, dejénlo descansar (...). Un cuarto de hora después , aparece la fantasmagórica figura de hicks balanceándose y terminando la última vuelta en estado lastimoso. La gente comenta el contraste entre la gallarda y juvenil figura de Lorz con la del hombre acabado que es Hicks. Pero, mientras éste después de pasar la meta cae desplomado y es llevado al vestuario, los árbitros aclaran que es el vencedor. El rumor corre por el estadio y se pasa al enfado en los graderíos. La burla de Lorz ha indignado al público hasta tal punto que le quiere dar un escarmiento. Más aquel ya no está en el estadio..."
Epílogo.
Fred Lorz fue sancionado por la AAU a perpetuidad pero fue perdonado y ganó en 1905 el maratón de Boston con 2: 38:25. Su palmarés demuestra que era -más allá de su mala jugada de St.Louis- un buen corredor (en Boston había sido 4º en 1903 y 5º en 1904 y aún fue 7º en 1908).
Thomas Hicks fue declarado vencedor pero no pudo ni recoger el trofeo debido a su estado tras haber corrido completamente dopado. El payaso, que había sido 2º en Boston en abril con 2:39:34, marcó el peor tiempo de un vencedor olímpico: 3: 28: 53. Como Théato no había nacido en el país al que representó, como tampoco el segundo, Albert Corey que había emigrado desde Francia y no tenía aún la ciudadanía americana.
Correr un maratón es, desde hace unas décadas, una prueba que ha dejado de ser territorio de superhombres para convertirse en una pasión de millones de personas de muchos países. Han pasado más de cien años desde que Spiridon Louis entraba en la leyenda al cruzar la meta del estadio panatenáico para ganar el primer maratón olímpico. Su gloria fue eterna (y muy lucrativa para él en su país) pero el maratón olímpico vivió en los años posteriores episodios menos heróicos.
Confusión en los bulevares de París.
El segundo maratón olímpico se desarrolló de un modo mucho menos ordenado y sólo 7 de los 16 participantes lo acabaron. El estadounidense Arthur Newton (5º a una hora de los primeros) acusó a los cuatro que le precedieron de haber atajado y reclamó en varias ocasiones la medalla al COI, petición que fue rechazada. El ganador fue Michel Théato, jardinero en el Racing Club (sede de las pruebas atléticas), un atleta local... o eso se creía. En 1990 el historiador Alain Bouillé demostró que conservaba su nacionalidad luxemburguesa y Francia perdió esta medalla en los palmarés (ganaría otras dos con dos atletas nacidos también fuera de la metrópoli, en Argelia, Bourghera El Ouafi y Alain Mimoun O´Kacha).
"Meet me in St.Louis".
Como el incidente de esta olimpiada es bien conocido, reproduciré aquí parcialmente como la narra Juan-Gabriel Tharrats en su obra "Los Juegos Olímpicos" (1972):
"... el calor sofocante, unido al polvo que levantan los admirados automoviles de los oficiales y acompañantes de la carrera, dan como resultado unas condiciones infernales que hacen comenzar los abandonos (...). A los 15 km uno de esos abandonos es el del apuesto Fred Lorz que, sufriendo calambres, se retira subiéndose a uno de los automóviles (...).
Thomas Hicks de 28 años, de origen inglés, payaso de profesión perteneciente a la Asociación de Jóvenes Cristianos de Cambridge (Massachussets) se siente cansado y quiere abandonar pero su entrenador, masajista y compañeros que siguen tras él en un vehículo se lo impiden. Primero le dan clara de huevo y, al no reaccionar, le suministran una inyección de estricnina. Hicks se reanima y puede seguir.
El vehículo que devolvía a Fred Lorz al estadio, faltando unos 8km para llegar a éste, empieza a sacar humo por todas partes, sufriendo una avería que le impide continuar, quedando en la cuneta (...).
A los 28km comienza el verdadero calvario para Hicks pues otra vez se siente sin fuerzas. Sus compañeros le dan dos claras de huevo más y le mojan con agua caliente del radiador del automóvil. Sigue en estado medio inconsciente unos kilómetros pero, en una cuesta, se para una vez más, dispuesto a abandonar. Sus compañeros no lo consienten y después de mojarlo de nuevo y darle coñac, lo toman por los brazos ayudándole a subir la cuesta. En la pendiente siguiente vuelve a correr solo. Viendo que su automóvil sigue echando humo y no se pone en marcha, y temiendo enfriarse, el apuesto Fred Lorz, que ahora se siente totalmente recuperado, piensa en sus ropas en el estadio y reanudando a buen ritmo la carrera, allí se dirige. Completamente fresco llega a la altura de Hicks pasándole. Los jueces le obligan a dejar la ruta, pues saben bien que éste abandonó. Mas él les explica que sólo va al estadio a recoger su ropa. Esta explicación, unida a la falta de sitio para él en los automóviles, les convence y lo dejan seguir.
A menos de 6km de la llegada Hicks una vez más se para (...). Más, como su cuerpo no responde, le ponen otra inyección de estricnina (...).
Fred Lorz, abuen ritmo, llega al estadio y es recibido con delirio por los espectadores que le dan por vencedor. Aquello le halaga y, aún sabiendo que los jueces le han visto, se apresta a seguir la farsa creyéndola sólo una inocente broma. Corre fuerte la última vuelta entre aplausos y al transpasar la meta la gente le rodea felicitándole. Alice Roosevelt, la hija del presidente, también se le acerca (...). Fred y Alice se miran como dos enamorados de postal: los fotógrafos piden más pero el médico interviene: -un hombre que ha corrido 40km está al borde del agotamiento, dejénlo descansar (...). Un cuarto de hora después , aparece la fantasmagórica figura de hicks balanceándose y terminando la última vuelta en estado lastimoso. La gente comenta el contraste entre la gallarda y juvenil figura de Lorz con la del hombre acabado que es Hicks. Pero, mientras éste después de pasar la meta cae desplomado y es llevado al vestuario, los árbitros aclaran que es el vencedor. El rumor corre por el estadio y se pasa al enfado en los graderíos. La burla de Lorz ha indignado al público hasta tal punto que le quiere dar un escarmiento. Más aquel ya no está en el estadio..."
Epílogo.
Fred Lorz fue sancionado por la AAU a perpetuidad pero fue perdonado y ganó en 1905 el maratón de Boston con 2: 38:25. Su palmarés demuestra que era -más allá de su mala jugada de St.Louis- un buen corredor (en Boston había sido 4º en 1903 y 5º en 1904 y aún fue 7º en 1908).
Thomas Hicks fue declarado vencedor pero no pudo ni recoger el trofeo debido a su estado tras haber corrido completamente dopado. El payaso, que había sido 2º en Boston en abril con 2:39:34, marcó el peor tiempo de un vencedor olímpico: 3: 28: 53. Como Théato no había nacido en el país al que representó, como tampoco el segundo, Albert Corey que había emigrado desde Francia y no tenía aún la ciudadanía americana.
18 de enero de 2010
Rumbo a Barcelona 2010: Finales que hicieron historia
Ya hemos comentado aquí la excelente web que impulsan la Asociación Española de Estadísticos de Atletismo (AEEA) y la RFEA con la historia de los campeonatos de Europa de atletismo con vistas a la edición de este verano en Barcelona que coordina José Luis Hernández.
Si en diciembre comentábamos el repaso a las diferentes ediciones a cargo de Ignacio Mansilla (que ya va por la de Helsinki 1971), hoy nos gustaría invitaros a que leyeráis -si aún no lo habéis hecho- otra sección de esa web.
Finales que hicieron historia (a cargo de Miguel Villaseñor).
Cuando este blogger sea mayor quiere escribir artículos como los que nos regala Miguel Villaseñor en esa web: un repaso por algunas de las finales de más nivel que ha habido en los Europeos, bien escrito e ilustrado (interesantes fotografías), completadas por un estudio estadístico que nos sitúa en cómo transformó esa prueba el ranking europeo ¡una verdadera gozada!
El merito del trabajo de Villaseñor es que no se ha limitado a grandes gestas individuales (pienso en la cabalgada en Solitario de Vladimir Kuts en Berna en 1954) sino que ha destacado pruebas en las que el nivel de varios o varias atletas revolucionaron el nivel medio y el ranking de la prueba, esas finales que hacen "explotar" el nivel de determinada prueba.
Hasta el momento lleva once (pero atentos, que la serie continuará):
Si aún no conocéis estas delikatessen de la historia y la estadística de nuestro deporte ¡no os las perdáis!
Entrada anterior, Todas las ediciones (a cargo de Ignacio Mansilla):
http://historiatletismo.blogspot.com/2009/12/rumbo-barcelona-2010-todas-las.html#comments
Si en diciembre comentábamos el repaso a las diferentes ediciones a cargo de Ignacio Mansilla (que ya va por la de Helsinki 1971), hoy nos gustaría invitaros a que leyeráis -si aún no lo habéis hecho- otra sección de esa web.
Finales que hicieron historia (a cargo de Miguel Villaseñor).
Cuando este blogger sea mayor quiere escribir artículos como los que nos regala Miguel Villaseñor en esa web: un repaso por algunas de las finales de más nivel que ha habido en los Europeos, bien escrito e ilustrado (interesantes fotografías), completadas por un estudio estadístico que nos sitúa en cómo transformó esa prueba el ranking europeo ¡una verdadera gozada!
El merito del trabajo de Villaseñor es que no se ha limitado a grandes gestas individuales (pienso en la cabalgada en Solitario de Vladimir Kuts en Berna en 1954) sino que ha destacado pruebas en las que el nivel de varios o varias atletas revolucionaron el nivel medio y el ranking de la prueba, esas finales que hacen "explotar" el nivel de determinada prueba.
Hasta el momento lleva once (pero atentos, que la serie continuará):
- VIENA 1938: Salto de Altura femenino. http://www.rfea.es/aeea/rumbo_barcelona2010/info20_alturaviena1938.htm
- BERNA 1954: 800 metros masculino. http://www.rfea.es/aeea/rumbo_barcelona2010/info01_berna1954.htm
- BELGRADO 1962: 400 metros vallas. http://www.rfea.es/aeea/rumbo_barcelona2010/info27_400vbelgrado1962.htm
- BELGRADO 1962:800 metros femenino. http://www.rfea.es/aeea/rumbo_barcelona2010/info12_800mbelgrado62.htm
- ATENAS 1969: 4 x 400 metros femenino. http://www.rfea.es/aeea/rumbo_barcelona2010/info30_400x100m_1969.htm
- HELSINKI 1971: 10.000 metros masculino. http://www.rfea.es/aeea/rumbo_barcelona2010/info09_helsinki1971.htm
- ROMA 1974: 400 metros femenino. http://www.rfea.es/aeea/rumbo_barcelona2010/info06_roma1974.htm
- PRAGA 1978: 800 metros masculino. http://www.rfea.es/aeea/rumbo_barcelona2010/info15_800mpraga78.htm
- STUTTGART 1986: 110 metros vallas. http://www.rfea.es/aeea/rumbo_barcelona2010/info24_110vstuttgart1986.htm
- STUTTGART 1986: Lanzamiento de Martillo. http://www.rfea.es/aeea/rumbo_barcelona2010/info17_martillostuttgart86.htm
- MÚNICH 2002: 10.000 metros femenino. http://www.rfea.es/aeea/rumbo_barcelona2010/info03_munich2002.htm
Si aún no conocéis estas delikatessen de la historia y la estadística de nuestro deporte ¡no os las perdáis!
Entrada anterior, Todas las ediciones (a cargo de Ignacio Mansilla):
http://historiatletismo.blogspot.com/2009/12/rumbo-barcelona-2010-todas-las.html#comments
15 de enero de 2010
Silvio Cator, un recuerdo para Haití
Poco podemos añadir aquí -más allá de expresar nuestro horror y de manifestar nuestro deseo de solidaridad- sobre el terremoto que ha sacudido Haití, el país más pobre del hemisferio occidental. Nuestro pequeño homenaje para ese país (tan olvidado y machacado como creativo, con uno de los movimientos de pintores populares más interesante del siglo XX y una música notable) es rememorar al mejor deportista de su historia, el saltador de longitud Silvio Cator.
Haití en la primera mitad del siglo XX.
Estos días se ha recordado que Haití -la parte occidental de la Española, isla que comparte con la República Dominicana-, fue el segundo país de América (tras los EE.UU.) en alcanzó su independencia en 1804. La independencia del nuevo estado, habitado mayoritariamente por descendientes de esclavos africanos, no mejoró la vida de la mayoría ya que las élites de mulatos, militares negros y comerciantes extranjeros (franceses, estadounidenses, ingleses y una potente colonia alemana) defendían sus respectivos intereses mediante contínuas insurrecciones mientras el pueblo era cada vez más mísero.
Esa inestabilidad propició una intervención militar conjunta de EE.UU., Alemania y Francia en enero de 1914 (alianza curiosa meses antes del desencadenamiento de la Primera Guerra Mundial) y la ocupación de la isla por los EE.UU. entre 1915 y 1934. Curiosamente esa fue la edad de oro del deporte haitiano.
Debut de Haití en los Juegos Olímpicos.
Su debut olímpico se produjo en los Juegos de París en 1900 con dos tiradores de esgrima, André Corvington y Léon Thiercélin que compitieron sin mayor relieve. Sin embargo -como señala nuestro amigo Fernando Arrechea en su blog "Olimpismo" (http://olimpismo2007.blogspot.com/2009/07/trivial-olimpico-i-el-desenlace.html)- un haitiano se colgó una medalla de oro en esos Juegos: fue Constantin Henriquez de Zubiera, estudiante de medicina en París, integrante del equipo de rugby francés que ganó el torneo (se llevó otra plata en la lucha a la cuerda). Tres veces campeón de Francia de rugby a XV con el Stade Français, fue el primer deportista negro en ganar una medalla y un título olímpicos.
La república haitiana no volvió a los Juegos hasta los siguientes que se celebraron en la capital francesa en 1924 y en esa ocasión desplazó ocho deportistas, tres atletas y cinco tiradores de rifle. Y estos cinco militares (Ludovic Augustin, Destin Destine, Eloi Metullus, Astrel Rolland y Ludovic Valborge) dieron a Haití su primera medalla, el bronce en tiro con rifle por equipos tras EE.UU. y Francia (paradójicamente los dos países más influyentes en su historia). Entre los atletas destacaron el velocista André Théard, cuartofinalista en 200m, y Silvio Cator, 12º en la final de salto de longitud.
Un saltador genial.
Silvio Cator nació el 9 de octubre de 1900 en Cavaillon (en esa misma localidad nacería en 1946 Gerard Jean-Juste, el sacerdote conocido como el "Martín Lutero King haitiano"). Excelente futbolista (llegó a ser capitán de la selección de Haití) fue un atleta con un enorme talento para el salto de longitud ya que, sin una técnica depurada ni un entrenamiento demasiado constante ("dilettante de génie" le llamó Robert Parienté), desafió a los mejores norteamericanos.
En la final de 1924 en la que se impuso el estadounidense William DeHart Hubbard -el primer negro campeón olímpico en atletismo- acabó 12º con 6,81m pese a que tenía un RN de 7,43m (con esa marca habría sido subcampeón olímpico).
Pese a competir de forma esporádica, superó los 7,50m en 11 ocasiones. Una de ellas fue con ocasión de su segunda final olímpica, en Amsterdam en julio de 1928: con 7,58 (hizo otro salto de 7,50) se colgó la plata tras el recordman mundial Ed Hamm. Unos meses después, el 9 de septiembre en el estadio de Colombes, el haitiano se fue hasta 7,93m convirtiéndose en el primer plusmarquista no anglófono en este concurso y en el primero en superar los 26 pies (7,9248m). Esa marca sigue siendo RN de Haití, probablemente el RN en vigor más antiguo.
Y tal vez Silvio Cator fue también el primer atleta en pasar de 8 metros: en marzo de 1929 habría saltado 8,04 (salto que aparece recogido por estadísticos de la época como el finlandés Martti Juhola pero para la leyenda anglosajona queda más heróico que el primero en superar esa barrera fuese Jesse Owens).
Cator volvió a los Juegos en 1932 pero se lesionó en su primer intento y acabó 9º con 5,93m. Posteriormente fue alcalde de la capital Port-au-Prince desde 1946. El gran estadio nacional, terminado en 1952, año de su muerte, fue bautizado con su nombre. En la tragedia de esta semana es el lugar en el que se han refugiado muchos haitianos.
Haití en Juegos posteriores.
Tras esas tres apariciones consecutivas, Haití desapareció del panorama olímpico coincidiendo con la salida de EE.UU. del país en 1934. Tras una fugaz aparición en 1960 con un halterófilo, participó con regularidad desde 1972. Ya no ha vuelto al podio siendo sus mejores representantes el boxeador de 18 años Yves Jeudy, cuartofinalista en 1976, y el vallista Dudley Dorival, nacido en EE.UU. de padres haitianos, 7º en 110m vallas en Sydney-2000 (y bronce mundial en 2001, además de campeón centroamericano en 2002). Otro atleta de origen haitiano campeón olímpico es Bruny Surin, emigrado con su familia a Canadá con 7 años, que formó parte del cuarteto campeón de 4x100 en Atlanta-96 (y dos veces campeón mundial indoor de 60m, dos veces absoluto de 4x100 y otras dos subcampeón individual en 100m) . El saltador canadiense de longitud y triple Edrick Floreal, dos veces olímpico y bronce en longitud en los Juegos de la Commonwealth de 1990 es otro buen atleta nacido en Haití.
Sirvan estas líneas de recuerdo a aquellos hombres que escribieron páginas más amables de la historia de Haití que las que ahora vive su pueblo.
Haití en la primera mitad del siglo XX.
Estos días se ha recordado que Haití -la parte occidental de la Española, isla que comparte con la República Dominicana-, fue el segundo país de América (tras los EE.UU.) en alcanzó su independencia en 1804. La independencia del nuevo estado, habitado mayoritariamente por descendientes de esclavos africanos, no mejoró la vida de la mayoría ya que las élites de mulatos, militares negros y comerciantes extranjeros (franceses, estadounidenses, ingleses y una potente colonia alemana) defendían sus respectivos intereses mediante contínuas insurrecciones mientras el pueblo era cada vez más mísero.
Esa inestabilidad propició una intervención militar conjunta de EE.UU., Alemania y Francia en enero de 1914 (alianza curiosa meses antes del desencadenamiento de la Primera Guerra Mundial) y la ocupación de la isla por los EE.UU. entre 1915 y 1934. Curiosamente esa fue la edad de oro del deporte haitiano.
Debut de Haití en los Juegos Olímpicos.
Su debut olímpico se produjo en los Juegos de París en 1900 con dos tiradores de esgrima, André Corvington y Léon Thiercélin que compitieron sin mayor relieve. Sin embargo -como señala nuestro amigo Fernando Arrechea en su blog "Olimpismo" (http://olimpismo2007.blogspot.com/2009/07/trivial-olimpico-i-el-desenlace.html)- un haitiano se colgó una medalla de oro en esos Juegos: fue Constantin Henriquez de Zubiera, estudiante de medicina en París, integrante del equipo de rugby francés que ganó el torneo (se llevó otra plata en la lucha a la cuerda). Tres veces campeón de Francia de rugby a XV con el Stade Français, fue el primer deportista negro en ganar una medalla y un título olímpicos.
La república haitiana no volvió a los Juegos hasta los siguientes que se celebraron en la capital francesa en 1924 y en esa ocasión desplazó ocho deportistas, tres atletas y cinco tiradores de rifle. Y estos cinco militares (Ludovic Augustin, Destin Destine, Eloi Metullus, Astrel Rolland y Ludovic Valborge) dieron a Haití su primera medalla, el bronce en tiro con rifle por equipos tras EE.UU. y Francia (paradójicamente los dos países más influyentes en su historia). Entre los atletas destacaron el velocista André Théard, cuartofinalista en 200m, y Silvio Cator, 12º en la final de salto de longitud.
Un saltador genial.
Silvio Cator nació el 9 de octubre de 1900 en Cavaillon (en esa misma localidad nacería en 1946 Gerard Jean-Juste, el sacerdote conocido como el "Martín Lutero King haitiano"). Excelente futbolista (llegó a ser capitán de la selección de Haití) fue un atleta con un enorme talento para el salto de longitud ya que, sin una técnica depurada ni un entrenamiento demasiado constante ("dilettante de génie" le llamó Robert Parienté), desafió a los mejores norteamericanos.
En la final de 1924 en la que se impuso el estadounidense William DeHart Hubbard -el primer negro campeón olímpico en atletismo- acabó 12º con 6,81m pese a que tenía un RN de 7,43m (con esa marca habría sido subcampeón olímpico).
Pese a competir de forma esporádica, superó los 7,50m en 11 ocasiones. Una de ellas fue con ocasión de su segunda final olímpica, en Amsterdam en julio de 1928: con 7,58 (hizo otro salto de 7,50) se colgó la plata tras el recordman mundial Ed Hamm. Unos meses después, el 9 de septiembre en el estadio de Colombes, el haitiano se fue hasta 7,93m convirtiéndose en el primer plusmarquista no anglófono en este concurso y en el primero en superar los 26 pies (7,9248m). Esa marca sigue siendo RN de Haití, probablemente el RN en vigor más antiguo.
Y tal vez Silvio Cator fue también el primer atleta en pasar de 8 metros: en marzo de 1929 habría saltado 8,04 (salto que aparece recogido por estadísticos de la época como el finlandés Martti Juhola pero para la leyenda anglosajona queda más heróico que el primero en superar esa barrera fuese Jesse Owens).
Cator volvió a los Juegos en 1932 pero se lesionó en su primer intento y acabó 9º con 5,93m. Posteriormente fue alcalde de la capital Port-au-Prince desde 1946. El gran estadio nacional, terminado en 1952, año de su muerte, fue bautizado con su nombre. En la tragedia de esta semana es el lugar en el que se han refugiado muchos haitianos.
Haití en Juegos posteriores.
Tras esas tres apariciones consecutivas, Haití desapareció del panorama olímpico coincidiendo con la salida de EE.UU. del país en 1934. Tras una fugaz aparición en 1960 con un halterófilo, participó con regularidad desde 1972. Ya no ha vuelto al podio siendo sus mejores representantes el boxeador de 18 años Yves Jeudy, cuartofinalista en 1976, y el vallista Dudley Dorival, nacido en EE.UU. de padres haitianos, 7º en 110m vallas en Sydney-2000 (y bronce mundial en 2001, además de campeón centroamericano en 2002). Otro atleta de origen haitiano campeón olímpico es Bruny Surin, emigrado con su familia a Canadá con 7 años, que formó parte del cuarteto campeón de 4x100 en Atlanta-96 (y dos veces campeón mundial indoor de 60m, dos veces absoluto de 4x100 y otras dos subcampeón individual en 100m) . El saltador canadiense de longitud y triple Edrick Floreal, dos veces olímpico y bronce en longitud en los Juegos de la Commonwealth de 1990 es otro buen atleta nacido en Haití.
Sirvan estas líneas de recuerdo a aquellos hombres que escribieron páginas más amables de la historia de Haití que las que ahora vive su pueblo.
13 de enero de 2010
Historia gráfica del atletismo: triple salto (siglo XIX).
El origen del triple salto se encuentra en Irlanda, en los Juegos Gaélicos (Tailteann) pese a que algunos lo buscaron entre los antiguos griegos (parece que éstos tenían un evento en el que sumaban la distancia de dos o tres saltos de longitud). El estilo irlandés se basaba en dos brincos (hops) y un salto final, es el llamado "hop, hop and jump". Los americanos fueron los impulsores del estilo actual con un brinco con la misma pierna de batida (hop), una zancada (step) y el salto final de longitud, es decir el estilo conocido como "hop, step and jump" que es el que se consagraría en las reglas (en el siglo XIX no es fácil distinguir las marcas logradas en cada uno de los estilos).
Los canguros irlandeses.
En los años finales del s.XIX hay muchas buenas marcas de atletas irlandeses pero no es sencillo establecer en cúal de los dos estilos fueron obtenidas: Daniel Looney saltó en 1879 14,30m, John Burcell habría logrado 14,50 en 1885 y habría sido el primero en superar los 15 metros (15,11) en 1887, aunque al parecer con el estilo irlandés. Otro saltador de la verde Erin, Daniel Shanahan, igualó los 14,50 de Burcell en 1886 y se fue hasta 15,25 en 1888 en Limerick.
El hop-step and jump en EE.UU.
Mientras tanto los americanos estaban un poco por detrás con Malcolm Ford que fue medido en 1884 13,445m en N.York. En 1891 John Clausen llevó el record USA hasta 13,90m. Un año después Eugene Goff fue el primer norteamericano en pasar de 14m, con 14,35, aunque el primer campeón de la AAU fue en 1893 Edward Bloss que con 14,78m batió el record americano y, probablemente, el mundial con estilo correcto.
Los irlandeses seguían por encima de los 15m con el ya citado Dan Shanahan que llegó en 1891 a 15,723m en Nenagh pero al parecer la pista estaba en claro declive, lo mismo que la de Durrow en la que Tom Kiely logró un año después 15.469. No obstante, Kiely logró en Dublín -en condiciones y pista legales- 15,113m con el estilo "hop, step and jump" (este atleta completo con excelentes marcas en 120y vallas, altura o martillo será campeón olímpico de la combinada "all-around" en St.Louis 1904). En la misma reunión el veterano Shanahan fue segundo con 14,961m.
Finalmente Matthew Roseingrave (o Reseingreue según otras fuentes) logró el 15 de agosto de 1895 en Gort 15,266m pero con la secuencia irlandesa (hop, hop and jump). Esta marca no sería superada con el estilo alternativo hasta bien entrado el siglo XX.
La especialidad no progresó al otro lado del Atlántico ya que, tras esa fugaz aparición en 1893, el triple salto no volvió a incluirse en los campeonatos de la AAU hasta 1909 (en los campeonatos universitarios no se incluyó hasta 1959 exceptuando tres apariciones puntuales en los años olímpicos de 1948-52-56). Y eso que los EE.UU. debían mucho a un concurso que les dio su primera medalla olímpica (y la primera otorgada en unos JJ.OO.).
El primer campeón olímpico.
A los Juegos de Atenas de 1896 no acudieron ni Roseingrave, ni Shanahan, ni Kiely entre los "británicos" (Irlanda seguía siendo parte del Reino Unido) ni el americano Ed Bloss ni, lógicamente, profesionales como el australiano W. McManus (14,992 en 1893) o el yanqui T. Burrows (la misma marca en 1895). Entre los nueve de la final directa del 6 de abril había tres griegos, dos franceses y dos húngaros, un alemán y un norteamericano de origen irlandés, James Connolly. Éste, que pese a sus 27 años cursaba su primer año en la Universidad de Harvard, viajó a sus expensas junto al equipo de Boston y fue el primer campeón olímpico con 13,71m. Segundo a más de un metro (12,70) fue el franco-griego Alexandre Tufféri (nacido en Atenas pero con pasaporte francés, en 1906 compitió como griego -Alexandros Touferis-. Durante la segunda guerra mundial será el cabecilla de los seguidores de De Gaulle y la "Francia libre" en Grecia). La tercera posición (en Atenas sólo hubo premio para los dos primeros) fue para el ateniense de 19 años Ioánnes Persákis con 12,565m (su hermano Petros participó en gimnasia siendo segundo por equipos y tercero en anillas). "Los helenos vencieron a Europa, yo he vencido al mundo entero" escribió, según algunos libros, en un telegrama a los suyos Connolly que fue posteriormente segundo en altura y tercero en longitud.
Los últimos años del siglo XIX.
En todo caso Connolly, futuro periodista y escritor (llegó a ganar el Pulitzer), acabó la temporada como líder mundial con un salto de 14,973 (14,94 según otras fuentes) logrado en Williamsbridge en septiembre. Aunque autores americanos sostienen la bondad de su estilo, la mayoría se inclinan por pensar que usó la secuencia irlandesa con dos "hops" y un "jump". Volvería a los Juegos en París (y Atenas-1906 con 37 años) y demostró rencor eterno hacia la universidad de Harvard que le expulsó por haberse ido sin permiso (cuando en 1948 la Universidad le rindió homenaje por sus hazañas deportivas y literarias, se negó a ir al recinto).
El mejor de finales de siglo fue el irlandés Pat Leahy, 15,088m con el estilo gaélico en 1897 y 14,807 con el estilo correcto en 1898. El americano Homer Holland (14,643 en 1898) y el irlandés Peter O´Connor (14,630 en 1899) habrían sido los mejores según las reglas correctas en las postrimerías del XIX.
Los canguros irlandeses.
En los años finales del s.XIX hay muchas buenas marcas de atletas irlandeses pero no es sencillo establecer en cúal de los dos estilos fueron obtenidas: Daniel Looney saltó en 1879 14,30m, John Burcell habría logrado 14,50 en 1885 y habría sido el primero en superar los 15 metros (15,11) en 1887, aunque al parecer con el estilo irlandés. Otro saltador de la verde Erin, Daniel Shanahan, igualó los 14,50 de Burcell en 1886 y se fue hasta 15,25 en 1888 en Limerick.
El hop-step and jump en EE.UU.
Mientras tanto los americanos estaban un poco por detrás con Malcolm Ford que fue medido en 1884 13,445m en N.York. En 1891 John Clausen llevó el record USA hasta 13,90m. Un año después Eugene Goff fue el primer norteamericano en pasar de 14m, con 14,35, aunque el primer campeón de la AAU fue en 1893 Edward Bloss que con 14,78m batió el record americano y, probablemente, el mundial con estilo correcto.
Los irlandeses seguían por encima de los 15m con el ya citado Dan Shanahan que llegó en 1891 a 15,723m en Nenagh pero al parecer la pista estaba en claro declive, lo mismo que la de Durrow en la que Tom Kiely logró un año después 15.469. No obstante, Kiely logró en Dublín -en condiciones y pista legales- 15,113m con el estilo "hop, step and jump" (este atleta completo con excelentes marcas en 120y vallas, altura o martillo será campeón olímpico de la combinada "all-around" en St.Louis 1904). En la misma reunión el veterano Shanahan fue segundo con 14,961m.
Finalmente Matthew Roseingrave (o Reseingreue según otras fuentes) logró el 15 de agosto de 1895 en Gort 15,266m pero con la secuencia irlandesa (hop, hop and jump). Esta marca no sería superada con el estilo alternativo hasta bien entrado el siglo XX.
La especialidad no progresó al otro lado del Atlántico ya que, tras esa fugaz aparición en 1893, el triple salto no volvió a incluirse en los campeonatos de la AAU hasta 1909 (en los campeonatos universitarios no se incluyó hasta 1959 exceptuando tres apariciones puntuales en los años olímpicos de 1948-52-56). Y eso que los EE.UU. debían mucho a un concurso que les dio su primera medalla olímpica (y la primera otorgada en unos JJ.OO.).
El primer campeón olímpico.
A los Juegos de Atenas de 1896 no acudieron ni Roseingrave, ni Shanahan, ni Kiely entre los "británicos" (Irlanda seguía siendo parte del Reino Unido) ni el americano Ed Bloss ni, lógicamente, profesionales como el australiano W. McManus (14,992 en 1893) o el yanqui T. Burrows (la misma marca en 1895). Entre los nueve de la final directa del 6 de abril había tres griegos, dos franceses y dos húngaros, un alemán y un norteamericano de origen irlandés, James Connolly. Éste, que pese a sus 27 años cursaba su primer año en la Universidad de Harvard, viajó a sus expensas junto al equipo de Boston y fue el primer campeón olímpico con 13,71m. Segundo a más de un metro (12,70) fue el franco-griego Alexandre Tufféri (nacido en Atenas pero con pasaporte francés, en 1906 compitió como griego -Alexandros Touferis-. Durante la segunda guerra mundial será el cabecilla de los seguidores de De Gaulle y la "Francia libre" en Grecia). La tercera posición (en Atenas sólo hubo premio para los dos primeros) fue para el ateniense de 19 años Ioánnes Persákis con 12,565m (su hermano Petros participó en gimnasia siendo segundo por equipos y tercero en anillas). "Los helenos vencieron a Europa, yo he vencido al mundo entero" escribió, según algunos libros, en un telegrama a los suyos Connolly que fue posteriormente segundo en altura y tercero en longitud.
Los últimos años del siglo XIX.
En todo caso Connolly, futuro periodista y escritor (llegó a ganar el Pulitzer), acabó la temporada como líder mundial con un salto de 14,973 (14,94 según otras fuentes) logrado en Williamsbridge en septiembre. Aunque autores americanos sostienen la bondad de su estilo, la mayoría se inclinan por pensar que usó la secuencia irlandesa con dos "hops" y un "jump". Volvería a los Juegos en París (y Atenas-1906 con 37 años) y demostró rencor eterno hacia la universidad de Harvard que le expulsó por haberse ido sin permiso (cuando en 1948 la Universidad le rindió homenaje por sus hazañas deportivas y literarias, se negó a ir al recinto).
El mejor de finales de siglo fue el irlandés Pat Leahy, 15,088m con el estilo gaélico en 1897 y 14,807 con el estilo correcto en 1898. El americano Homer Holland (14,643 en 1898) y el irlandés Peter O´Connor (14,630 en 1899) habrían sido los mejores según las reglas correctas en las postrimerías del XIX.
9 de enero de 2010
Del atletismo a la NFL
Algunos periodistas más amantes de la polémica que del deporte se hacen eco estos días del desafío del jugador de fútbol americano Chris Johnson a Usain Bolt.
El jugador de fútbol USA Chris Johnson ha arrojado el guante a la cara de Usain Bolt: "Nos vemos sobre 40 yardas (39 metros)*". El jamaicano sólo aceptaba un duelo sobre 100, de forma que las negociaciones se han roto. Johnson tiene mejores marcas que Bolt en distancias cortas.
* El primer error del "periodista": obviamente 40 yardas son 36,576m
Independientemente de las capacidades del jamaicano para las distancias cortas (pese a su estatura pasó los 40m en 4.64 con ocasión de su RM de 100m en Berlín y se le cronometró entre los 60 y los 80m en ¡¡1.61 para 20m!!), el test de 40 yardas que se hace a los jugadores universitarios antes del "draft" de la NFL es con salida a tres apoyos (una mano) y se les cronometra con célula ya lanzados (10, 20 y 40y). He aquí algunos records conocidos (Chris Johnson sería el más rápido de la actualidad):
4.24 – Chris Johnson East Carolina – 2008
4.24 – Rondel Melendez Eastern Kentucky – 1999
4.28 – Jerome Mathis Hampton – 2005 (electrónico)
4.29 – Fabian Washington Nebraska – 2005
4.30 – Darrent Williams Oklahoma State – 2005
4.30 – Yamon Figurs Kansas State – 2007
Aunque con esas marcas y condiciones no es seguro que ninguno de ellos batiese a Bolt en una pista de atletismo y en condiciones regulares, es evidente que son hombres muy explosivos y muchos de ellos con un brillante pasado en el atletismo universitario.
Los más rápidos en "the Forty" de las últimas temporadas han sido:
Darrell Green (1986-88-89). Se le atribuye un 4.09 en un entrenamiento (...)
Ron Brown (1987)
Alexander Wright (1990-91)
James Trapp (1995)
James Jett (1996)
Eddie Kennison (1997)
Allen Rossum (2005 Pro Bowl)
DeAngelo Hall (2006 Pro Bowl)
Justin Miller (2007 Pro Bowl)
Entre ellos encontramos a atletas tan rápidos como Darrell Green (que batió a Carl Lewis en su época escolar) que logró marcas de 10.08 en 100m (1981) y 20.50 en 200. Por su parte Ron Brown (4º en los Ángeles-84 en 100m y oro en el relevo) hizo 10.06 en 1983. James Trapp fue 4º en el mundial indoor de 1993 sobre 200m y tiene marcas de 10.47 (1993) y 20.17 (1992). En cuanto a James Jett -con marcas de 10.16 y 20.33 en 1992- llegó a correr la primera ronda de 4x100 en los Juegos de Barcelona-92 y es, como Brown, campeón olímpico. Eddie Kennison, sin llegar al nivel internacional, formó parte del relevo de Louisiana State en los campeonatos de la NCAA. Allen Rossum fue un buen atleta indoor (finalista de la NCAA dos años) con 6.23 en 55m. DeAngelo Hall fue finalista en el nacional junior de sprint indoor y un buen saltador de longitud y Justin Miller tendría un 10.6 manual en 100m.
El "bocazas" Chris Johnson fue un excelente atleta universitario con 10.27 en 2002 y una marca de 21.30 en los 200 pero era inferior en su universidad de Florida State a Walter Dix (que fue bronce en los 100m de Pekín-2008).
Muchos atletas USA han jugado al fútbol (americano) bien en su etapa universitaria, bien profesionalmente. Y no sólo velocistas ya que lo han hecho muchos grandes decathlonianos (empezando por Jim Thorpe), algunos lanzadores (el más destacado Mike Carter, plata en peso en 1984 y ganador de 3 super bowls) e, incluso hombres como el saltador de altura Dwight Stones.
Entre los más destacados podemos citar a Ollie Matson (bronce en 400m en Helsinki-52 y plata en 4x400), 14 años de profesional (Chicago, Los Ángels, Detroit y Filadelfia) y considerado el mejor ex-atleta que ha jugado en la NFL.
El segundo sería el campeón olímpico de 100 y 4x100 en 1964 Bob Hayes, que jugó diez temporadas con los Cowboys de Dallas y ganó el anillo de la Super Bowl en 1971.
Otro campeón olímpico (en 4x100) Johnny "Lam" Jones (9.9 manuel y 10.23 en 100m) jugó 6 temporadas en los New York Jets.
Willie Gault (bronce en 110m vallas y oro en 4x100 con RM en el mundial de Helsinki-83) jugó 11 temporadas como profesional. Bailarín y tripulante de bobs, volvió al atletismo ya como veterano.
Además del citado Ron Brown, su compañero de cuarteto en Los Ángeles y subcampeón individual Sam Graddy (10.09) jugó 5 años en los Broncos y los Raiders.
Hijo ya de un profesional, Eric Metcalf (8,44m en longitud en 1988) jugó 13 años en la NFL tras no haberse clasificado para los Juegos de Seúl y fue elegido varias veces entre los mejores.
Michael Bates, bronce en 200m en Barcelona-92 (20.01 como plusmarca) fue otro destacado profesional que jugó 13 años y fue elegido 5 temporadas en el All Pro (el All Stars del fútbol yanqui).
De forma menos exitosa y más breve jugaron profesionalmente los finalistas olímpicos de 1960 (y recordmen mundiales) Ray Norton (S.Francisco) y Frank Budd (Filadelfia y Washington), el campeón de 200m en 1964 Henry Carr (N.York), los campeones en México-68 de 100 y 200m Jim Hines (Miami) y Tommie Smith (Cincinnatti) o el gran vallista Renaldo Nehemiah (que logró el anillo pese a no jugar apenas con S.Francisco). El propio Carl Lewis fue nominado en el "draft" de 1984 por los Dallas Cowboys pero nunca dio el paso.
Muchos atletas explosivos han destacado en ese deporte made in USA pero ganar a Bolt... es otro nivel.
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7 de enero de 2010
El día de gloria de Yibuti
Ahora que la actualidad se vuelca sobre el cuerno de África y el golfo de Adén a causa de los piratas somalíes y de los últimos acontecimientos en Yemen, me ha venido a la memoria el cercano territorio de Yibuti (Somalia francesa para la antigua potencia colonizadora). Este minúsculo país (22.000 km2) que cierra la entrada del mar Rojo al norte de Somalia, apenas a 20km de las costas yemeníes, fue durante años una estratégica colonia y aún conserva una importante presencia militar francesa.
Pero, pese a tener menos de medio millón de habitantes, el territorio de los afar (2/3 de sus habitantes, de etnia etíope) y los issa (el resto, de etnia somalí) tuvo su momento de gloria atlética en los años ochenta gracias a una excepcional generación de maratonianos.
La I Copa del mundo de maratón (14 de abril de 1985).
Los primeros ochenta supusieron la eclosión de las carreras de larga distancia sobre asfalto. La moda del jogging que desde EE.UU. se había extendido a Europa y Japón revitalizó antiguas maratones y consolidó las grandes maratones populares. El maratón femenino se incorporó entre 1982-84 a las grandes competiciones oficiales y la IAAF decidió poner en pie la Copa del Mundo de maratón, una competición bianual con clasificación individual y por países.
La primera edición fue otorgada a un Japón en plena efervescencia maratoniana en el que se multiplicaban las pruebas de equipos de empresa y los relevos ekiden. Además los japoneses contaban con un brillante elenco con Toshihiko Seko (Fukuoka 78-80 y 83, Boston 81), Kunimitsu Itoh, los gemelos Shigeru y Takeshi Soh (4º en los JJ.OO.) o Takeyuki Nakayama (Fukuoka 84), todos ellos en el top-10 mundial entre 1981-84.
El principal rival de los anfitriones parecía el equipo etíope que encabezaba el subcampeón mundial Kebede Balcha, con el subcampeón africano (y ganador del maratón de los "Juegos de la Amistad" en 1984) Dereje Nedi y el prometedor Abebe Mekonnen. Italia (con el ganador de N. York Orlando Pizzolato) podía aprovechar el fallo de Japón o Etiopía ya que el resto, pese a algunas individualidades como el tanzano Juma Ikangaa, no presentaba un trío del nivel de los favoritos. Las fechas no eran demasiado apropiadas ya que al día siguiente se corría el maratón de Boston y una semana después los de Rotterdam y Londres. lo que provocó la ausencia de los mejores americanos y británicos (entre ellos el plusmarquista mundial Steve Jones) y de otros hombres como el campeón olímpico Carlos Lopes.
Ni Etiopía ni Japón: Yibuti campeón.
Con 17 grados y una fina lluvia, tomaron la salida más de doscientos atletas de 48 países (cada país podía alinear cinco aunque se sumaba el tiempo de los tres mejores y había países que sólo alineaban uno o dos). Por la mitad de la prueba seguían agrupados una docena de atletas y eso que el ritmo era elevadísimo. Bajo el impulso del tanzano Ikangaa el grupo fue perdiendo elementos y por el km. 30 se había reducido a ocho. Poco después tiraba el local Takeyuki Nakayama y se iba seguido sólo por el inesperado Ahmed Salah de Yibuti. Mientras Ikangaa, Takeshi Soh, Mekonnen y el alemán oriental Michael Heilmann cedían, un segundo corredor de Yibuti, Djama Robleh, intentaba dar alcance al dúo de cabeza sin conseguirlo.
Nakayama y Salah iban marcando parciales inferiores al RM de Steve Jones hasta el km.40 (en ese momento 5 segundos). A la entrada del estadio Ahmed Salah esprintó y se impuso con 2h08:09 al nipón (2h08:15) siendo tercero poco después Robleh (2h08:26). Al final 4 segundos separaron al vencedor del RM (seguramente por la mínima táctica que supone un final a dúo) pero las marcas de los tres medallistas eran la 2ª, 3ª y 5ª del ranking all-time. Los dos primeros pulverizaban los records de África y Asia. Tras ellos se clasificaron Heilmann (2h09:03), Mekonnen (2h09:05), Pizzolato (2h10:23) y en 7ª posición el tercer yibutiano, Abdillahi Charmaké (2h10.33) precediendo al segundo japonés, Takeshi Soh (2h11:01). Massimo Magnani fue 9º, Ikangaa 10º, Balcha 11º y Gelindo Bordin 12º.
Por equipos el triunfo de la desconocida Yibuti fue incontestable: 6h27:08 muy por delante de los sorprendidos japoneses (6h31:43) y de los etíopes (6:32.46) que salvaron el bronce por apenas 8 segundos ante Italia. España acabó 13ª (6h50:47) con Alfonso Abellán, Honorato Hernández y Gaspar Esnaola (ya que abandonaron Eleuterio Antón y Santiago de la Parte, que era uno de los favoritos con su 2h11:10 de Tokio 84).
El trío de Yibuti.
Aunque vista su trayectoria posterior es evidente que Ahmed Salah fue uno de los mejores maratonianos de los 80´, en el momento de su victoria en Hiroshima era un casi total desconocido de 27 años (29 según otras fuentes) cuya mejor marca era de 2h11:58 aunque tenía victorias en los maratones de Lyon-83 y París-84 (en 1984 había sido subcampeón africano de 10.000m). Ese 1985 fue campeón africano y 2º en N. York. En 1987 volvió a ganar individualmente la Copa del Mundo en Seúl y fue subcampeón mundial. En 1988 fue 2º tras Belayneh Dinsamo en la maratón de Rotterdam cuando el etíope batió el RM (2h06:50) e hizo la 2ª marca de la historia con 2h07:07). Ese año fue bronce olímpico, la única medalla olímpica de su país a día de hoy. 3º en el maratón de Londres de 1989, de nuevo subcampeón mundial en 1991, ha sido sin ninguna duda el mejor deportista de la historia de Yibuti.
Su compañero Djama Robleh, de 29 años, era en la época algo más conocido ya que había sido en 1984 subcampeón africano (tras Ikangaa) y, sobre todo, 8º en los JJ.OO. de Los Ángeles. Su plusmarca era de 2H11:25 pero ese otoño en Chicago rebajaría por un segundo el record de Salah (2º tras Steve Jones con 2h08:08). Como Salah, era militar pero ambos vivían en Francia donde les entrenaba Jacky Fournier.
El tercer hombre fue Abdillahi Charmaké (31 años), un atleta cuyo único palmarés era su medalla de bronce en la maratón del campeonato africano de 1984 en Rabat (32º en Los Ángeles con 2h19:11). Ese día, visto el rendimiento de sus compatriotas, se volcó para completar la más grande gesta del deporte de su país.
Pero, pese a tener menos de medio millón de habitantes, el territorio de los afar (2/3 de sus habitantes, de etnia etíope) y los issa (el resto, de etnia somalí) tuvo su momento de gloria atlética en los años ochenta gracias a una excepcional generación de maratonianos.
La I Copa del mundo de maratón (14 de abril de 1985).
Los primeros ochenta supusieron la eclosión de las carreras de larga distancia sobre asfalto. La moda del jogging que desde EE.UU. se había extendido a Europa y Japón revitalizó antiguas maratones y consolidó las grandes maratones populares. El maratón femenino se incorporó entre 1982-84 a las grandes competiciones oficiales y la IAAF decidió poner en pie la Copa del Mundo de maratón, una competición bianual con clasificación individual y por países.
La primera edición fue otorgada a un Japón en plena efervescencia maratoniana en el que se multiplicaban las pruebas de equipos de empresa y los relevos ekiden. Además los japoneses contaban con un brillante elenco con Toshihiko Seko (Fukuoka 78-80 y 83, Boston 81), Kunimitsu Itoh, los gemelos Shigeru y Takeshi Soh (4º en los JJ.OO.) o Takeyuki Nakayama (Fukuoka 84), todos ellos en el top-10 mundial entre 1981-84.
El principal rival de los anfitriones parecía el equipo etíope que encabezaba el subcampeón mundial Kebede Balcha, con el subcampeón africano (y ganador del maratón de los "Juegos de la Amistad" en 1984) Dereje Nedi y el prometedor Abebe Mekonnen. Italia (con el ganador de N. York Orlando Pizzolato) podía aprovechar el fallo de Japón o Etiopía ya que el resto, pese a algunas individualidades como el tanzano Juma Ikangaa, no presentaba un trío del nivel de los favoritos. Las fechas no eran demasiado apropiadas ya que al día siguiente se corría el maratón de Boston y una semana después los de Rotterdam y Londres. lo que provocó la ausencia de los mejores americanos y británicos (entre ellos el plusmarquista mundial Steve Jones) y de otros hombres como el campeón olímpico Carlos Lopes.
Ni Etiopía ni Japón: Yibuti campeón.
Con 17 grados y una fina lluvia, tomaron la salida más de doscientos atletas de 48 países (cada país podía alinear cinco aunque se sumaba el tiempo de los tres mejores y había países que sólo alineaban uno o dos). Por la mitad de la prueba seguían agrupados una docena de atletas y eso que el ritmo era elevadísimo. Bajo el impulso del tanzano Ikangaa el grupo fue perdiendo elementos y por el km. 30 se había reducido a ocho. Poco después tiraba el local Takeyuki Nakayama y se iba seguido sólo por el inesperado Ahmed Salah de Yibuti. Mientras Ikangaa, Takeshi Soh, Mekonnen y el alemán oriental Michael Heilmann cedían, un segundo corredor de Yibuti, Djama Robleh, intentaba dar alcance al dúo de cabeza sin conseguirlo.
Nakayama y Salah iban marcando parciales inferiores al RM de Steve Jones hasta el km.40 (en ese momento 5 segundos). A la entrada del estadio Ahmed Salah esprintó y se impuso con 2h08:09 al nipón (2h08:15) siendo tercero poco después Robleh (2h08:26). Al final 4 segundos separaron al vencedor del RM (seguramente por la mínima táctica que supone un final a dúo) pero las marcas de los tres medallistas eran la 2ª, 3ª y 5ª del ranking all-time. Los dos primeros pulverizaban los records de África y Asia. Tras ellos se clasificaron Heilmann (2h09:03), Mekonnen (2h09:05), Pizzolato (2h10:23) y en 7ª posición el tercer yibutiano, Abdillahi Charmaké (2h10.33) precediendo al segundo japonés, Takeshi Soh (2h11:01). Massimo Magnani fue 9º, Ikangaa 10º, Balcha 11º y Gelindo Bordin 12º.
Por equipos el triunfo de la desconocida Yibuti fue incontestable: 6h27:08 muy por delante de los sorprendidos japoneses (6h31:43) y de los etíopes (6:32.46) que salvaron el bronce por apenas 8 segundos ante Italia. España acabó 13ª (6h50:47) con Alfonso Abellán, Honorato Hernández y Gaspar Esnaola (ya que abandonaron Eleuterio Antón y Santiago de la Parte, que era uno de los favoritos con su 2h11:10 de Tokio 84).
El trío de Yibuti.
Aunque vista su trayectoria posterior es evidente que Ahmed Salah fue uno de los mejores maratonianos de los 80´, en el momento de su victoria en Hiroshima era un casi total desconocido de 27 años (29 según otras fuentes) cuya mejor marca era de 2h11:58 aunque tenía victorias en los maratones de Lyon-83 y París-84 (en 1984 había sido subcampeón africano de 10.000m). Ese 1985 fue campeón africano y 2º en N. York. En 1987 volvió a ganar individualmente la Copa del Mundo en Seúl y fue subcampeón mundial. En 1988 fue 2º tras Belayneh Dinsamo en la maratón de Rotterdam cuando el etíope batió el RM (2h06:50) e hizo la 2ª marca de la historia con 2h07:07). Ese año fue bronce olímpico, la única medalla olímpica de su país a día de hoy. 3º en el maratón de Londres de 1989, de nuevo subcampeón mundial en 1991, ha sido sin ninguna duda el mejor deportista de la historia de Yibuti.
Su compañero Djama Robleh, de 29 años, era en la época algo más conocido ya que había sido en 1984 subcampeón africano (tras Ikangaa) y, sobre todo, 8º en los JJ.OO. de Los Ángeles. Su plusmarca era de 2H11:25 pero ese otoño en Chicago rebajaría por un segundo el record de Salah (2º tras Steve Jones con 2h08:08). Como Salah, era militar pero ambos vivían en Francia donde les entrenaba Jacky Fournier.
El tercer hombre fue Abdillahi Charmaké (31 años), un atleta cuyo único palmarés era su medalla de bronce en la maratón del campeonato africano de 1984 en Rabat (32º en Los Ángeles con 2h19:11). Ese día, visto el rendimiento de sus compatriotas, se volcó para completar la más grande gesta del deporte de su país.
4 de enero de 2010
Historia gráfica del atletismo: salto con pértiga (siglo XIX).
En diferentes culturas se usaban garrochas o pértigas pero para superar obstáculos, bajar montañas y vadear ríos, es decir más para alcanzar distancia que altura. El nacimiento del salto de altura con pértiga se suele establecer hacia 1850 cuando los miembros del Cricket Club de Ulverston (en Lancashire, Inglaterra) crearon un concurso de "running pole leaping" que, por su espectacularidad y emoción, se hizo muy popular.
Las pértigas, rígidas y pesadas, tenían unos clavos en la base que permitían al atleta trepar durante unas décimas para superar el listón: eran los llamados "climbers" (trepadores). El más famoso fue el profesional inglés Robert Musgrove, el primero en superar los tres metros (3,05 en 1854) y que llegó a saltar 3,35m bajo techo en 1867. Entre los amateurs, el "climber" más destacado fue Edwin Woodburn que superó los 11 pies (11´1=3,3782m) en el concurso de Ulverston de 1876.
Por contra, los americanos desarrollaron un estilo más similar al actual propulsándose violentamente con la garrocha para saltar por encima del listón: William van Houten (campeón USA 1879-81) alcanzó 3,33m en 1880 y su sucesor Hugh Baxter (campeón USA 1883-86) llegó hasta 3,48 en 1887, marcas inferiores a las de los trepadores británicos. Se dice que Baxter fue el primero en probar pértigas de bambú aunque volvió pronto a las de madera.
El mejor "climber" inglés de esa época era Tom Ray que, entre 1879 y 1888, elevó el record mundial desde 3,42m (en el concurso original de Ulverston) hasta 3,556m (no ratificado por la AAA por haber sujetado la barra como harían también un siglo más tarde algunos pertiguistas). Este atleta que moriría joven (42 años), fue siete veces campeón inglés. Acudió en 1887 a desafiar a los americanos y se impuso a Hugh Baxter en el campeonato de la AAU en New York con 3,37m ante el estupor de los técnicos locales (y los abucheos de los espectadores, sorprendidos por su técnica trepadora).
En 1889 otro "climber" inglés, Lat Stones, derrotó a los yanquis en su campeonato, lo que llevó a la AAU a especificar en sus reglas que "...ningún competidor puede, durante el salto, desplazar ninguna de sus manos hacia arriba a lo largo de la pértiga, una vez ha dejado el suelo...". El último gran "climber" fue Richard Dickinson que, además de cinco títulos de la AAA inglesa , estableció el último RM trepador: 11´9 (3,5814m) en 1891. Sin embargo la pértiga inglesa se estancó en los años siguientes ya que, tras el accidente mortal de un saltador en una competición estudiantil, la prueba fue excluída durante décadas de los programas del atletismo escolar y universitario británicos.
Los mejores americanos de los primeros 90´ como Walter Rodenbaugh (3,49) Christian Buchholz (3,44) o Franklin Allis (3,39) se movían en torno a 3,35-3,45m. Las pértigas de madera de nogal medían algo más de 4m y pesaban unos 6kg. Allis, de la Universidad de Yale, era el campeón tanto de la IC4A universitaria como de la AAU pero no acudió a Atenas donde sólo compitieron cinco atletas, dos americanos y tres griegos.
El primer campeón olímpico fue William Hoyt de Boston, que era uno de los buenos saltadores del momento (3,42 ese año). Pese a las malas condiciones del saltadero panatenáico logró 3,30m por delante de su compatrioya de la universidad de Princeton Albert Tyler (3,20m). Los griegos Evangelos Damaskos y Ioannis Theodoropoulos compartieron la tercera plaza con 2,60m y fue último Vassilios Xydas con 2,40m. De esa forma se inició una larga racha de victorias de los chicos del tío Sam que se impondrían ininterrumpidamente en las primeras 16 finales olímpicas (hasta 1968).
Aunque el campeón olímpico William Hoyt saltó 3,467 en 1898, la gran figura de finales del siglo XIX fue Raymond Clapp del New York A.C., que logró al fin superar a los ingleses: campeón de la AAU en 1898 y universitario en 1898 (título que compartió con Hoyt) y 1899, superó el 16 de junio de 1898 en Chicago 3,62m (más exactamente 11´10 1/2=3,6195m). Esa marca puede ser considerada el primer RM en técnica correcta y aguantará ya en las tablas hasta los primeros años del siglo XX.
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