4 de enero de 2010

Historia gráfica del atletismo: salto con pértiga (siglo XIX).


En diferentes culturas se usaban garrochas o pértigas pero para superar obstáculos, bajar montañas y vadear ríos, es decir más para alcanzar distancia que altura. El nacimiento del salto de altura con pértiga se suele establecer hacia 1850 cuando los miembros del Cricket Club de Ulverston (en Lancashire, Inglaterra) crearon un concurso de "running pole leaping" que, por su espectacularidad y emoción, se hizo muy popular.
Las pértigas, rígidas y pesadas, tenían unos clavos en la base que permitían al atleta trepar durante unas décimas para superar el listón: eran los llamados "climbers" (trepadores). El más famoso fue el profesional inglés Robert Musgrove, el primero en superar los tres metros (3,05 en 1854) y que llegó a saltar 3,35m bajo techo en 1867. Entre los amateurs, el "climber" más destacado fue Edwin Woodburn que superó los 11 pies (11´1=3,3782m) en el concurso de Ulverston de 1876.

Por contra, los americanos desarrollaron un estilo más similar al actual propulsándose violentamente con la garrocha para saltar por encima del listón: William van Houten (campeón USA 1879-81) alcanzó 3,33m en 1880 y su sucesor Hugh Baxter (campeón USA 1883-86) llegó hasta 3,48 en 1887, marcas inferiores a las de los trepadores británicos. Se dice que Baxter fue el primero en probar pértigas de bambú aunque volvió pronto a las de madera.

El mejor "climber" inglés de esa época era Tom Ray que, entre 1879 y 1888, elevó el record mundial desde 3,42m (en el concurso original de Ulverston) hasta 3,556m (no ratificado por la AAA por haber sujetado la barra como harían también un siglo más tarde algunos pertiguistas). Este atleta que moriría joven (42 años), fue siete veces campeón inglés. Acudió en 1887 a desafiar a los americanos y se impuso a Hugh Baxter en el campeonato de la AAU en New York con 3,37m ante el estupor de los técnicos locales (y los abucheos de los espectadores, sorprendidos por su técnica trepadora).
En 1889 otro "climber" inglés, Lat Stones, derrotó a los yanquis en su campeonato, lo que llevó a la AAU a especificar en sus reglas que "...ningún competidor puede, durante el salto, desplazar ninguna de sus manos hacia arriba a lo largo de la pértiga, una vez ha dejado el suelo...". El último gran "climber" fue Richard Dickinson que, además de cinco títulos de la AAA inglesa , estableció el último RM trepador: 11´9 (3,5814m) en 1891. Sin embargo la pértiga inglesa se estancó en los años siguientes ya que, tras el accidente mortal de un saltador en una competición estudiantil, la prueba fue excluída durante décadas de los programas del atletismo escolar y universitario británicos.

Los mejores americanos de los primeros 90´ como Walter Rodenbaugh (3,49) Christian Buchholz (3,44) o Franklin Allis (3,39) se movían en torno a 3,35-3,45m. Las pértigas de madera de nogal medían algo más de 4m y pesaban unos 6kg. Allis, de la Universidad de Yale, era el campeón tanto de la IC4A universitaria como de la AAU pero no acudió a Atenas donde sólo compitieron cinco atletas, dos americanos y tres griegos.

El primer campeón olímpico fue William Hoyt de Boston, que era uno de los buenos saltadores del momento (3,42 ese año). Pese a las malas condiciones del saltadero panatenáico logró 3,30m por delante de su compatrioya de la universidad de Princeton Albert Tyler (3,20m). Los griegos Evangelos Damaskos y Ioannis Theodoropoulos compartieron la tercera plaza con 2,60m y fue último Vassilios Xydas con 2,40m. De esa forma se inició una larga racha de victorias de los chicos del tío Sam que se impondrían ininterrumpidamente en las primeras 16 finales olímpicas (hasta 1968).

Aunque el campeón olímpico William Hoyt saltó 3,467 en 1898, la gran figura de finales del siglo XIX fue Raymond Clapp del New York A.C., que logró al fin superar a los ingleses: campeón de la AAU en 1898 y universitario en 1898 (título que compartió con Hoyt) y 1899, superó el 16 de junio de 1898 en Chicago 3,62m (más exactamente 11´10 1/2=3,6195m). Esa marca puede ser considerada el primer RM en técnica correcta y aguantará ya en las tablas hasta los primeros años del siglo XX.

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